CASOS DE ÉXITO

Las 'ciudades ciclistas' Bilbao, Sevilla y Murcia comparten su experiencia

Usuarios del servicio Bilbaobizi por una calle pacificada con doble sentido para las bicicletas.

Usuarios del servicio Bilbaobizi por una calle pacificada con doble sentido para las bicicletas. / JORDI PORTA

Luis Benavides

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Barcelona y Madrid no están solas en su cruzada contra la contaminación atmosférica y su defensa a ultranza de las bicicletas como una alternativa a los coches más contaminantes. El primer Encuentro de la Bici Urbana, impulsado por la Red de Ciudades por la Bicicleta, reunió el pasado 5 de marzo en Bilbao a representantes de diferentes administraciones públicas, ‘start-ups’ y empresas vinculadas con la ciclomovilidad urbana para compartir experiencias y generar sinergias.

Bilbao, primera ciudad anfitriona del encuentro organizado por Bikefriendly, es un referente en la promoción de la ciclomovilidad urbana. El consistorio sustituyó a finales del 2018 su flota de bicicletas compartidas por un servicio de bicicletas eléctricas, las Bilbaobizi, y el número de desplazamientos en estos vehículos de dos ruedas dispararon: de 500 usos diarios en el 2018 a 5.000 en lo que llevamos del 2019. “El pedaleo asistido no es para llegar más rápido, sino para que más personas puedan llegar más alto y más lejos”, puntualizó el director de Circulación, Transportes y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Bilbao, José Enrique Urquijo, en referencia a la especial orografía de la ciudad.

Curiosamente, a diferencia de otras grandes ciudades, la capital de Vizcaya no tenía un problema alarmante de contaminación o congestión –solo el 11% se desplaza a diario en su coche privado-, pero ha apostado de manera decidida por la bicicleta. “Los desplazamientos en bicicleta representan el 0,8% y queremos alcanzar el 4% en el 2023”, detalló Urquijo. Con este objetivo, el ayuntamiento está estudiando más carriles bici y sobre todo ha convertido numerosas vías en zonas 30 para que los ciclistas puedan circular con mayor seguridad. "Jamás se había pensado en la bici al diseñar las calles -añadió- y parecía que ya no cabía la bicicleta".

El Ayuntamiento de Sevilla, por su parte, también explicó cómo impulsó el uso de la bicicleta, “el fenómeno de movilidad activa más importante de los últimos años en Europa”, según el jefe de Servicio de Movilidad del Ayuntamiento de Sevilla, Diego Gómez García.  La ciudad andaluza pasó de tener 12 kilómetros de carril bici en el 2006 a 180 kilómetros en la actualidad y peatonalizó numerosas calles a pesar de la oposición de algunas asociaciones de vecinos y comerciantes que veían en la reurbanización una pérdida de movilidad. Esta apuesta decidida por la movilidad a pedales les sirvió para colarse en el índice Copenhagenize del 2013 en una cuarta posición (actualmente ocupan una meritoria decimocuarta posición).

Murcia también presentó su apuesta “por las cero emisiones en movilidad urbana” como respuesta al 64% de desplazamientos en coche. Para revertir esta situación, el gobierno municipal inició en el 2016 la creación de una nueva red de carriles bici y la acompañó con medidas concretas para la promoción de la bicicleta como talleres de circulación en colaboración con la Dirección General de Tráfico y la creación de 18 aparcabicis seguros y 3.000 horquillas a pie de calle.

Unidos contra la contaminación

Los miembros de la Red de Ciudades por la Bicicleta, una asociación compuesta por entidades municipales y supramunicipales fundada en el 2009, coinciden en que el coche debe perder presencia en las calzadas y que la bicicleta debe ganar protagonismo por su potencial como “vehículo silencioso, limpio, asequible y sostenible”. Esta transición no tiene vuelta atrás. Los estudios que señalan el tráfico de vehículos con motores gasolina y diesel como responsable del 70% de la contaminación en las grandes urbes.

La asociación, presidida por Antoni Poveda, vicepresidente de Movilidad del Àrea Metropolitana de Barcelona, cuenta actualmente con 116 socios que representan a 550 ciudades españolas.