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Eugene Smith estaría orgulloso de Santa Coloma

Los fotógrafos de la ciudad rinden homenaje a uno de los fotoperiodistas más influyentes del siglo XX

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Carles Cols

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W. Eugene Smith (Wichita. 1918–Tucson, 1978) dominaba, como todo buen fotógrafo, la profundidad de campo, es decir, el abecé del manual de instrucciones de una cámara profesional, pero despuntaba por encima de otros en una materia, la profundidad ética de las imágenes que positivaba en el laboratorio. A tan excepcional fotógrafo dedica este año un prolongado homenaje la Agrupació Colomenca d’Aficionats a la Fotografía (ACAF) y, en mitad de esa programación, ha destacado este domingo un ejercicio en colaboración con la Associació Catalana de Col.leccionistes d’Uniformes Històrics, que han convertido Ca l’Alemany nada menos que en el frente del Pacífico, la segunda casa de Smith durante la segunda guerra mundial.

Que Santa Coloma de Gramenet sea una de las ciudades decididas a reinvidicar la obra de Smith no podría ser más coherente. Esta es la ciudad que ha visto nacer y crecer profesionalmente a dos dignos discípulos del fotógrafo estadounidense, Joan Guerrero y Samuel Aranda, retratistas, como él, no solo por el simple placer estético de obtener una buena imagen, sino de, como decía Smith, usar la cámara como una antorcha, para señalar el camino correcto.

Quiso dar testimonio de la España del hambre y tan bien lo hizo que el franquismo censuró su obra

A veces se considera que no hubo más fotógrafo extranjero de la tragedia española de la guerra civil que Robert Capa, pero Eugene Smith realizó también un trabajo formidable, tanto es así que el franquismo prohibió su exhibición. Él quería fotografiar la miseria en que se había sumido España como consecuencia de la guerra. Era ya una celebridad. Sus fotos de la guerra del Pacífico eran mundialmente famosas. Allí no retrató heoroicidades, sino que enfocó hacia quienes sufrían, de uno y otro lado de la línea del frente. Cruzó la frontera casi de incógnito, esquivando falangistas, y elgió un pueblo de Extremadura sin más historia que un nombre singular, Deleitosa. Publicó el resultado de aquella expedición a la miseria y el hambre en ‘Life’, no sin dificultades, pues Estados Unidos sopesaba ya que Franco, aunque fuera un dictador, podía ser un buen aliado. Aquel trabajo no fue conocido en España como se merecía hasta pasados 50 años, eso sí, por todo lo alto, en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

Johnny Depp será Smith

A través del análisis de la obra de Smith, la ACAF ha organizado una serie de talleres, pues de cada una de sus fotografías más recordadas se pueden sacar enseñanzas, pero, tal vez, la más importante de esas lecciones, la que lo resume todo, es que jamás perdió fuerza narrativa. No se le subió la fama a la cabeza. Pudo, tras la segunda guerra mundial, acomodarse, vivir de sus éxitos. No lo hizo. En 1972, solo cinco años antes de morir, viajó a lo que 30 años antes hubiera sido una incursión tras las líneas enemigas, a Japón, para llevara cabo uno de sus trabajos más estremecedores, la tragedia de Minamata, un episodio de contaminación por mercurio que afectó a los habitantes de una pequeña ciudad nipona. Smith se ganó la confianza y el respeto de aquellas víctimas, que le permitieron fotografiar la vida cotidiana de los afectados. Johnny Depp trabaja este 2019, precisamente, en un proyecto en el que da vida a Smith en Minamata.