CASO JULEN

El dueño de la finca de Totalán insiste en que "no imaginó" un peligro de muerte en el pozo

David Serrano mantiene su inocencia y asegura que tapó el pozo con dos ladrillos de hormigón para evitar lesiones

zentauroepp47066580 grafand3563  m laga  22 02 2019   david serrano  c   due o d190222190640

zentauroepp47066580 grafand3563 m laga 22 02 2019 david serrano c due o d190222190640 / periodico

Julia Camacho

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El dueño de la finca de Málaga donde el pasado 13 de enero murió el pequeño Julen tras caer a un pozo de 25 centímetros de diámetro ratificó este viernes en el juzgado su inocencia e insistió en que en ningún momento fue consciente de que el agujero descubierto supusiera un peligro de muerte, aunque lo tapó con dos ladrillos de hormigón para evitar que sus invitados ese día en la parcela pudieran tropezar y lesionarse. David Serrano compareció en calidad de imputado por un delito de homicidio imprudente en la investigación abierta por el juzgado de instrucción 9 de Málaga, que ha citado también para la próxima semana a los padres del niño de dos años cuyo cuerpo fue recuperado el 26 de enero a 71 metros de profundidad.

Todavía “abatido” y consternado por lo sucedido, dado que las dos familias son muy amigas y tenían hijos de edad similar, Serrano respondió a las preguntas tanto del fiscal como de la acusación y de la juez que instruye el caso en una comparecencia que sus abogados definieron como “dura” y centrada sobre todo en lo que ocurrió ese 13 de enero, en que ambas parejas acudieron al Cerro de la Corona en Totalán para pasar un día de campo y comer juntos.

Accidente "imprevisible"

En este sentido, según indicaron los letrados al término de la declaración judicial, que se prolongó durante dos horas, el dueño de la finca reiteró, como ya hiciera ante la Guardia Civil y en una rueda de prensa, que alertó a sus invitados acerca de la existencia del pozo en un extremo de la finca, pero siempre pensando en que alguien tropezara y pudiera lesionarse la pierna, “no en que un niño pudiera entrar por ahí”. Así, los abogados del bufete Lawbird explicaron que Serrano mantuvo que se trató de un accidente “imprevisible”, y apelaron a que las propias fuerzas de seguridad manifestaron en los primeros momentos sus dudas acerca de que el niño se hubiera caído por esa estrecha oquedad.

Respecto a las condiciones en que se encontraba el pozo, el dueño de la parcela reiteró que el encargado de hacer la prospección no la dejó tapada con una piedra de 15 kilos, como defiende el pocero, sino que fue él mismo quien lo obturó con dos ladrillos de hormigón. También ha referido su “ignorancia” sobre los trámites para la realización del pozo y la confianza que tenía en que todo se ajustaba a la normativa porque acudió a un profesional que se habría encargado de todos los trámites. Por eso, su defensa explica que derivarse alguna responsabilidad penal en este sentido, correspondería al pocero, citado como testigo en las próximas semanas. Al margen de la vía penal, la administrativa sigue su cauce y la Delegación del Gobierno en Andalucía ya anunció esta semana la apertura de un expediente de infracción “muy grave” en materia de seguridad minera contra el propietario de la finca y la empresa de perforación que hizo el pozo.

Los letrados de Serrano han señalado que aunque éste se encuentra investigado por un supuesto delito de homicidio imprudente, la calificación puede cambiar con el transcurso de la investigación, apuntando incluso la posibilidad de que aparecieran nuevos imputados, en clara alusión al pocero. Asimismo, han arremetido contra los cometarios “de odio” surgidos en redes sociales contra su defendido, lamentando que “lo único que hay en estos momentos es un presunto delito, no un culpable, ni una cabeza de turco y menos aún un chivo expiatorio”. “No queremos que esto se convierta en una picadora de carne contra nuestro cliente”, han concluido.

El niño, que estaba con unos familiares en una finca, cayó en un orificio de prospección para buscar agua de pequeño diámetro pero gran profundidad. Desde entonces se activó un operativo para rescatarlo formado por efectivos de distintos cuerpos que estuvieron trabajando trece días sin descanso y haciendo frente a enormes dificultades técnicas por la dureza del terreno. Tras rebajar la cota del monte y excavar un pozo paralelo de 60 metros de profundidad, los efectivos de la Brigada de Salvamento Minero desplazados desde Asturias cavaron una segunda galería de cuatro metros con la ayuda de microvoladuras y lograron acceder hasta el punto donde estaba atrapado el cuerpo sin vida del menor, que según la autopsia falleció el mismo día en que se cayó a causa de los traumatismos en la cabeza fruto de la caída.