ENCUENTRO MUNDIAL EN ROMA

Las voces de las víctimas de la pederastia toman el altavoz del Vaticano

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Guillem Sànchez

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"Ante la plaga de abusos sexuales cometidos por hombres de la Iglesia a los menores, he creído que debía convocarles". El Papa Francisco se ha dirigido este jueves, primer día de la cumbre para la Protección de la Infancia en la Iglesia, a los presidentes de las 114 conferencias episcopales y los máximos responsables de las congregaciones, para avisarles de que este encuentro no debe finalizar simplemente con condenas verbales a las agresiones sexuales o a su encubrimiento, sino que debe permitir alcanzar "medidas concretas y eficaces". 

Tras su alocución, ha llegado el momento de pulsar 'play' en el equipo de sonido para escuchar lo que tenían que decir las víctimas de abusos sexuales. Por los altavoces del aula han sonado los testimonios grabados -para proteger su identidad- de cinco personas procedentes de cinco continentes distintos para dejar claro que la pederastia es una epidemia global. 

Hasta ahora el Vaticano había tratado cada escándalo enviando al lugar afectado a representantes de la Doctrina de la Fe para investigarlo. Esta cumbre, sin precedentes, es un cambio de estrategia. Francisco ha citado a los obispos para que reciban instrucciones sobre cómo reaccionar ante un problema grave. Y para que sepan en qué consiste tal gravedad, el papa ha querido que escucharan la voz de las víctimas. "Lo primero que hicieron [en la iglesia] tras escucharme fue tratarme de mentiroso, darme la espalda y decir que yo era un enemigo de la iglesia (...). A las víctimas hay que creerlas", ha relatado el primer testimonio. 

La segunda ha sido una mujer: "Cada vez que me negaba a tener relaciones con él, me pegaba. Él me golpeaba. Y como yo dependía totalmente de él económicamente, sufrí todas sus humillaciones (...). Yo no podía tener novio y si él lo sabía, me golpeaba. Era la condición para que pudiera ayudarme econónicamente". El tercero en hablar ha sido un sacerdote que sufrió los abusos por parte de otro clérigo cuando era adolescente. "¿Qué me gustaría decirles a los obispos? que escuchen a estas personas". 

Scicluna recuerda el deber de denunciar

Charles Scicluna ha dado alguna pista sobre cuáles podrían ser las medidas "concretas". El arzobispo maltés ha sido uno de los tres elegidos para pronunciar una conferencia durante la primera jornada. Investigador principal de la Doctrina de la Fe, se ha dirigido a los asistentes para aclarar cómo deben actuar cuando en su diócesis tengan conocimiento de una conducta sexual sospechosa: "denunciando". 

Scicluna ha recuperado un mensaje de Benedicto XVI del 19 marzo 2010 sobre el escándalo de pederastia desencadenada en Irlanda. "Solo examinando los numerosos elementos que han dado lugar a la crisis actual es posible realizar un diagnostico claro y encontrar soluciones". En aquel caso, concluía Benedicto XVI, había jugado un papel fundamental lo que él llamo "una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia".

Tras escuchar a Scicluna, sin embargo, se mantiene la duda de saber exactamente cómo se redactaran estas medidas concretas al final de la cumbre "respetando las leyes civiles". Los activistas piden que sea una "ley universal" que expulse a pederastas y encubridores y los entregue a las autoridades civiles. Pero el Vaticano siempre se ha limitado a proponer medidas que después cada obispo elige si cumple o no. Una decisión que toman también en función de las leyes de su país, dado que no en todos se persigue el abuso sexual infantil con la misma intensidad. Algunos obispos procedentes de África incluso han intervenido en la primera jornada para dejar constancia de que no comprenden tanta preocupación con los abusos sexuales. Los menores en sus países sufren problemas más graves, como el riesgo de ser captados para la guerra, sufrir la explotación sexual o tener acceso a alimentos o educación. 

Matrimonios a partir de los 16 años

El papa, durante la primera jornada, ha anunciado que va a elevar la edad mínima para contraer matrimonio católico de los 14 años a los 16 años. La decisión, anunciada en el marco de un encuentro para combatir la pederastia eclesial, resulta pertinente, según entiende la Santa Sede, porque la cumbre persigue proteger a la infancia y si se consienten matrimonios en los que no se asegura la "madurez", principio incluido en el derecho canónico, se expone a los menores.