NOVEDAD EDITORIAL

'Nacimiento': la historia ilustrada de una bebé prematura

La artista y bordadora Yolanda Andrés publica el febril diario que escribió tras el parto de su primera hija, con solo 29 semanas de gestación

Página del libro 'Nacimiento', de Yolanda Andrés

Página del libro 'Nacimiento', de Yolanda Andrés / periodico

Olga Pereda

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Yolanda Andrés dio a luz a su primera hija en octubre del 2008. No quería que la bebé saliera de su cuerpo. No tocaba. Todavía no. Era demasiado pronto. Solo había estado 29 semanas en su vientre. Pero Candela nació en el hospital de La Paz (Madrid) tras una cesárea de alto riesgo. Pesó 1,429 gramos. Yolanda es artista, pintora, bordadora y creativa publicitaria. Una persona “inquieta, ruidosa y callejera”. El nacimiento prematuro de su hija y la angustia de verla durante ocho meses ingresada entre la vida y la muerte convirtieron a Yolanda en una persona encerrada en sí misma, una “bomba de sentimientos a punto de reventar”. Hizo lo que muchas veces en su vida había hecho: coger un cuaderno y ponerse a escribir. ‘Nacimiento’ -escrito y dibujado febrilmente durante el primer año de vida de Candela- se ha convertido ahora en libro de la mano de la editorial Caniche. Es un libro de artista, sí. Cada ejemplar va envuelto en un saquito bordado por la autora. Pero también es una guía, un manual para padres y madres de niños prematuros. Sin dramas. Candela es hoy una niña risueña y creativa. Tiene diez años. Y está delicada, pero sana.

“Cuando atraviesas una etapa de dolor muy grande supongo que el proceso natural es encerrarse. Es lo que yo hice. Solo hablaba con mi madre y con mi marido. No me apetecía hacerlo con nadie más. No me gusta contar penas. Pero necesitaba explotar tras tanto silencio y tanto hospital”, explica Yolanda. Por eso, una semana después del parto, se puso a escribir el diario, editado por Caniche tal cual lo hizo ella, con trazos furiosos que deforman las letras y dibujos rabiosos. Ver a su hija tan pequeñita, llena de cables y tan malita fue superior a sus fuerzas. “Lloro todos los días”, confiesa en sus páginas. Pero, lejos de rendirse, optó por luchar.

“Candela, mi niña bonita. Eres la luz que ilumina nuestros sendero. Tienes que ser fuerte”, narra en unas hojas en las que hay estallidos de alegría y color por las buenas noticias médicas y de llanto por las malas. Días después de nacer a Candela la operaron del corazón. Con el paso del tiempo vinieron más operaciones. Y más angustia. Y más escritura fogosa, rezos incluidos.

Licenciada en Bellas Artes, Yolanda trabajaba como directora de arte en una agencia de publicidad. El nacimiento de Candela puso patas arriba su vida laboral. Abandonó su puesto de ejecutiva y consagró su tiempo a la bebé, que cuando salió del hospital estuvo en casa con oxígeno durante dos años. Yolanda era (y es) una mamá-coraje, pero sintió la pulsión de hacer cosas además de cuidar y vigilar cada segundo a Candela. ¿Pintar? No. Nada de óleos, acrílicos o disolventes en casa con una criatura con los pulmones todavía inmaduros. Yolanda volvió al bordado, un arte que aprendió cuando era pequeña gracias a su madre, su abuela y sus tías.

“Nací en un pequeño pueblo de Zamora y crecí rodeada de hilos, lanas y cintas. Es un arte que, en realidad, nunca abandoné porque cuando estudiaba en la universidad me dio por bordar las sábanas. Mi madre tenía una mercería y me hice con muchos hilos. Empecé a bordar, sumida en el silencio de la casa”, cuenta Yolanda, que hoy borda de manera profesional (también para museos), ofrece seminarios en la universidad, tiene un taller en Lavapiés (Madrid) y dos hijos más: Manuel, de 9 años, y Valentina, de 7.

En el 2012, uno de los responsables de la editorial Caniche, Carlos Copertone, observó vía Instagram los bordados de Yolanda. Quiso adquirir alguno para su colección de arte. “Le invité a casa para que viera mis trabajos, pero lo que terminó viendo fue el diario. Lo leyó y me animó a publicarlo, pero en ese momento no quise. Es un cuaderno muy íntimo para mí. Todavía hoy lo abro y me pongo a llorar”, cuenta la artista, que pasado un tiempo aceptó el reto de sacar a la luz ‘Nacimiento’.

“Me hace mucha ilusión. Espero que los lectores capten el mensaje positivo. Es una historia personal que he decidido contar y compartir. Candela está emocionada. Incluso, algo crecida con la publicación de ‘Nacimiento’. Se sabe protagonista”, sonríe la bordadora, que confiesa que la maternidad le ha cambiado la vida “para bien”. Criar a sus tres hijos le ha aportado dosis extras de sensatez. También de paciencia, una virtud necesaria para bordar y para vivir.

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