CONFLICTO EN EL TRANSPORTE URBANO

La patronal de los VTC pide la dimisión de Calvet

VTC en la Diagonal de Barcelona

VTC en la Diagonal de Barcelona / periodico

Carlos Márquez Daniel

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Así lo ha anunciado Josep Maria Goñi, responsable de Unauto VTC en Catalunya, que ha sido contundente en señalar al ejecutivo de Quim Torra como responsable de que compañías como Uber o Cabify tengan que dejar de operar en el momento en el que se apruebe el decreto que regula la actividad de los coches de alquiler con conductor. El miércoles pudieron hacerse con una copia del redactado del reglamento y constataron, ha compartido, que el Govern “cede a la violencia y el chantaje del sector más violento del taxi metropolitano”. Ha avanzado que los equipos jurídicos ya están preparando las demandas y que el receptor de las mismas será la Generalitat. La semana pasada ya anunciaron querellas por valor de 1.100 millones de euros. El propio Calvet admitía el martes ser consciente de que el tema terminará en los juzgados. “No será la primera vez”, añadió.

Expulsión de la ciudad

Goñi ha recordado que están en juego casi 4.000 puestos de trabajo directos que “con toda seguridad” se perderán por culpa de la obligación de que los clientes de los VTC precontraten estos servicios con un mínimo de 15 minutos de antelación. Ese cuarto de hora, si nada lo remedia, será ampliado hata los 60 minutos por el reglamento que ultima el Área Metropolitana de Barcelona y que se espera que pueda ser aprobado a finales de marzo. “Todo esto supone la expulsión de Uber y Cabify de la ciudad, y es evidente que esta decisión atenta contra la competencia”. En los próximos días darán a conocer el alcance de sus demandas, que incluirán “una sorpresa” que Goñi no ha querido desvelar.  

El presidente de Unauto en Catalunya también ha explicado que el decreto puede traer “consecuencias de imprevisible alcance”, ya que desconocen cómo pueden reaccionar los conductores de VTC que siguen ocupando varios carriles de Diagonal.

Una de esas personas es Esther, de 60 años, que lleva ocho conduciendo un Cabify a través de la empresa Vector. Cuenta que antes era fisioterapeuta, pero una lesión en una mano la llevó al paro a los 55 años.  “No había manera de encontrar un trabajo digno, hasta que me ofrecieron esto. Nunca había imaginado que acabaría de chófer, pero me encanta conducir. Me da miedo perder el trabajo, pero también pasaba miedo cada día cuando salía con el coche, porque las amenazas de los taxistas han sido constantes. A mi me han roto el cristal con una piedra y en la estación de Sants me amenazaron con cortarme el cuello si no les daba la hoja de servicio”. Esther cree que hay mercado para ambos colectivos y niega que los VTC estén haciendo de taxis: “Ellos tienen la mano alzada, nosotros no”. 

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