ABUSOS

El Vaticano no actuó tras conocer la denuncia de Montserrat el 2016

El abad comunicó los abusos ocho años después de la muerte del acusado, aunque debería haberlo hecho en el 2001

Miguel Ángel Hurtado, víctima de abusos sexuales cuando era menor.

Miguel Ángel Hurtado, víctima de abusos sexuales cuando era menor. / JORDI COTRINA

Irene Savio

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El Vaticano ha confirmado este martes que la abadía de Montserrat comunicó en el año 2016 la denuncia de pederastia que que había recibido contra el monje Andreu Soler. Sin embargo, según una nota enviada a EL PERIÓDICO por el portavoz vaticano Alessandro Gisotti, dicha denuncia llegó a la Santa Sede demasiado tarde, al haber fallecido Soler ocho años antes. Gisotti ha argumentado que la Congregación de la Doctrina de la Fe, que Ladaria Ferrer dirige desde 2017 y que es el organismo vaticano que se encarga de los casos de pederastia en la Iglesia, no puede "actuar en contra de un clérigo que ya ha fallecido". Lo cierto es que tampoco tomó ninguna medida de apoyo a la víctima ni solicitó al monasterio una investigación más amplia para aclarar si se habían producido más casos. 

La noticia de los abusos fue comunicada verbalmente en 2016 al entonces secretario de la Congregación de la Doctrina de la Fe (el jesuita español Luis Francisco Ladaria Ferrer) por parte del abad del monasterio (Josep María Soler)”, ha explicado Gisotti. “A causa de que el monje acusado había fallecido en 2008, la denuncia no pudo ser acogida", ha añadido Gissoti. 

La aclaración del Vaticano, realizada después de que este diario preguntara sobre el caso –una respuesta que llegó con una velocidad inusualmente rápida- llega después de que la víctima de los abusos, Miguel Hurtado, afirmara a dos medios españoles, entre ellos EL PERIÓDICO, haber revelado los abusos a finales de los 90, algo que no llevó a que el monasterio denunciara públicamente al fraile.

De hecho, las acusaciones contra Soler fueron confirmadas el pasado sábado por la comunidad benedictina de Montserrat. La argumentación del abad Josep María Soler, elegido en 2000, ha sido que ese mismo año apartó al monje del contacto con los jóvenes. Sin embargo, el encubrimiento del abuso prosiguió también después de 2001, año en el que el Vaticano decidió integrar en su legislación una norma que prevé que todas las denuncias sean comunicadas a Roma. Algo que ahora abre la incógnita de si el Vaticano castigará a los responsables del monasterio por su actuación, más aún pues el escándalo ya parece imparable. Este viernes la historia aparecerá relatada en el documental 'Examen de Conciencia’, de Albert Solé, que estenará la popular plataforma estadounidense de series y películas Netflix. 

En el comunicado que emitió la comunidad de Montserrat después de que Hurtado expusiese su caso se informaba de que el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, informó de los hechos, “en una entrevista personal”, a la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano en el 2016. Es decir, según la propia cronología reconocida por en esa nota por el monasterio, 18 años después de que la víctima informara de los abusos a un miembro de la comunidad, en el 1998, y 16 después de que el nuevo abad, Josep Maria Soler, se comunicase con él en el año 2000 y desplazase al hermano Andreu Soler a otra comunidad “sin contacto con jóvenes”. En el año 2003 el monasterio abonó 8.600 euros para la terapia psicológica del denunciante y en el 2004 se produjo la primera entrevista personal con el abad Soler, que mantuvo otros contactos con Hurtado en los años 2011 y 2015, posteriores a la muerte del hermano Andreu en el año 2008. Según los portavoces de la abadía, no se plantearon denunciar judicialmente los hechos ya que el propio implicado desistió de hacerlo.

Al cabo de dos días de revelarse los hechos, Montserrat propuso como medida adicional crear una "comisión independiente de transparencia" para analizar cualquier caso de abuso sexual a menores que pueda afectar a la comunidad.

Miguel Ángel Hurtado relató a EL PERIÓDICO que el monje de Montserrat Andreu Soler , cometió abusos sexuales durante un periodo en el que formaba parte del servicio de ‘escoltes’ de Montserrat que se responsabilizaba durante los fines de semanas del orden en el interior de la basílica. Según su testimonio, fue objeto de tocamientos en la residencia donde se alojaban los ‘escoltes’ durante un año.