AGRESIÓN SEXUAL

La Guardia Civil cree que Laura Luelmo fue asesinada la noche de su desaparición

Bernardo Montoya golpeó a la mujer en su casa y luego la trasladó al campo, donde la violó, según las pesquisas

Laura Luelmo murió la noche de su desaparición, según la GC

Laura Luelmo murió la noche de su desaparición, según la GC. / periodico

Vanesa Lozano

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"Nuestra hipótesis es que Laura estuvo poco tiempo en casa de Bernardo Montoya. Sabemos que la noche del 12 al 13 de diciembre -la primera noche tras su desaparición- Laura no estuvo allí". Es uno de los datos más relevantes dados a conocer por los responsables de la investigación del crimen de Laura Luelmo en una rueda de prensa celebrada en Madrid este miércoles. La Guardia Civil cree que Montoya acabó con la vida de la profesora de 26 años la misma noche en que se perdió su rastro en El Campillo (Huelva), a pesar de que los primeros resultados de la autopsia apuntaron a que la mujer murió entre 48 y 72 horas más tarde.

Según la información recabada por los investigadores, Laura volvía del supermercado cuando su asesino la abordó y la introdujo por la fuerza en su vivienda de la calle Córdoba, situada frente a la de la profesora. Allí la maniató, le tapó la boca y la golpeó contra el suelo. Ella intentó defenderse dándole una patada en el costado, sin éxito. Montoya agredió a Laura en una de las habitaciones de su casa, donde los agentes hallaron después sangre de la joven. Luego, la trasladó en su coche, un Alfa Romeo de color negro, hasta el barranco de Las Mimbreras. La hipótesis de la Guardia Civil es que Montoya agredió sexualmente a Laura en ese mismo paraje, donde encontraron, días más tarde, su cadáver, "desnudo de cintura para abajo" y muy cerca de donde también localizaron sus pantalones vaqueros.

Sospechoso "con mayúsculas"

La última pista de Laura es un mensaje de whatsapp que la joven envió a su novio a las 16:22 horas del 12 de diciembre, "le dice que no sabe si irá a andar. A andar y no a correr, como se dijo, porque Laura no podía correr por prescripción médica", matizaron los responsables de la investigación. Una hora después, a las 17:20 horas, un ticket de compra encontrado por los agentes la sitúa en el supermercado. No es hasta las 18:10 cuando un vecino asegura haber visto el vehículo de Bernardo Montoya "con el maletero abierto". La Guardia Civil apunta a que es en este lapso de tiempo, entre las 17:20 y las 18:10 horas, cuando Montoya "coge a Laura y la introduce en su casa".

Montoya fue, desde el principio de la investigación un sospechoso "con mayúsculas" para los investigadores, según confirmaron el coronel jefe de la comandancia de Huelva, Ezequiel Romero y el teniente coronel de la Unidad Central Operativa, Jesús García Fustel. Montoya, que salió de prisión el pasado mes de octubre tras pasar casi veinte años entre rejas por un asesinato y varios robos con violencia, fue identificado por los agentes tras la primera inspección ocular que realizaron en la casa de la víctima. Los agentes se toparon con él cuando salía de su casa "con una canasta y una manta". Le preguntaron por ella, pero él aseguró que no había visto nunca a Laura y ni siquiera sabía que vivía en El Campillo. Los agentes no lo creyeron y, mientras seguían reuniendo pruebas, le sometieron a una estrecha vigilancia

Intentó volver a su casa

Su comportamiento puso el foco de los investigadores todavía más sobre él. Así, comprobaron que Montoya, que tiene familia en otras localidades de Huelva, como Cortegana, no volvió más a su casa, pero lo intentó. "De noche se acercó andando a la casa, de manera huidiza, pegado a las paredes de las casas. Se asomó y al ver la patrulla se marchó", explicó el coronel Romero. 

Aunque los datos con los que cuentan ahora hacen pensar a los agentes que Laura ya estaba muerta cuando empezaron a buscarla, decidieron actuar con cautela al comienzo de la investigación, sin descartar que pudiera tener a Laura retenida con vida. "Sin saber si estaba viva...Y si la tuviera en otro sitio, ¿el que pusiéramos el foco podría haberla puesto en peligro?", reflexionó el teniente coronel García Fustel.

El cuerpo de Laura tenía "signos evidentes" de que había sido "golpeada violentamente" en la cabeza y agredida sexualmente. Pese a ello, cuando Bernardo Montoya fue detenido, contó "una película" a los agentes: Nos dice que ha estado con Laura, que Laura le pregunta por un supermercado, él le dice dónde está y que se va con su coche a esperarla a la vuelta. Nos cuenta que cuando vuelve del supermercado la intenta forzar para que se meta en el coche, que hay un forcejeo, que se da un golpe, él se pone muy nervioso y se la lleva al campo, al lugar donde la encontramos, y la deja allí. Asegura que no la agrede sexualmente, pero que le quita los pantalones", recordó el coronel. 

Aunque los responsables de la investigación recordaron que habrá que esperar a los resultados definitivos de la autopsia para obtener las conclusiones definitivas sobre cómo fue asesinada Laura, sí trasladaron un dato desconocido hasta ahora: la posición en que encontraron el cadáver de Laura hace pensar que la mujer no sufrió antes de morir. 

El asesino fue al médico

La Guardia Civil ya lo tenía en la diana y seguía sus pasos. Dos días después de la desaparición de Laura Luelmo, Bernardo Montoya<strong> fue al centro de salud de Cortegana (Huelva)</strong>, la localidad donde viven su padre y su hermana, y "se quejó de un dolor en las costillas", según explicó el coronel de la Comandancia de Huelva, Ezequiel Romero. Para entonces, ya había violado y asesinado a la profesora de 26 años a 50 kilómetros de allí, en El Campillo. Los investigadores atribuyen su visita al médico a <strong>"una patada"</strong> que Laura habría propinado a su asesino cuando trataba de defenderse, cuando todavía luchaba por su vida.