Joyas hechas con cordón umbilical y leche materna

"Estas alhajas o te espantan o te encantan", apunta la artesana Begoña Prats, que pide huir de prejucios y respetar a las madres que las compran

Colgante realizado por la artesana Ruth Avra con cordón umbilical

Colgante realizado por la artesana Ruth Avra con cordón umbilical / periodico

Olga Pereda

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En algunas familias se guarda en una cajita. En otras (quizá la mayoría), se tira. Sin embargo, el cordón umbilical -el trocito que se cae del cuerpo del bebé a los pocos días de nacer- tiene más usos. Por ejemplo, hacer una joya con él. Y no es el único material orgánico que se puede aprovechar. La leche materna también es material para crear anillos, pendientes y colgantes. Nacidas en Estados Unidos, las joyas maternales -versión actualizada del tradicional uso de los dientes de leche en colgantes- también se han asentado en España.

Desde que era una cría, la estadounidense Ruth Avra se ha sentido atraída por las joyas. Tanto que las convirtió en su profesión. A finales de 2011, una de sus mejores amigas dio a luz. Le entregó el cordón umbilical de su crío y le preguntó: “¿Puedes hacerme una joya con él?” La artesana Avra se quedó en blanco y tuvo el trocito de cordón muchos meses encima de su escritorio.

Clientas en Hong Kong y Australia

En 2012 Avra dio a luz a su primer hijo. “Coloqué su cordón umbilical al lado del de mi amiga. Al ver sus diferencias me di cuenta de lo que tenía que hacer”, explica a EL PERIÓDICO desde su taller en Florida. Y lo hizo: cogió plata y otros materiales y realizó una joya con cada cordón. Ahora, este tipo de colgantes forman parte del catálogo de su tienda online. El precio ronda los 175 euros y clientes no le faltan. “La mayoría de mamás que me piden estas joyas son de EEUU, pero recibo pedidos de todo el mundo, desde Hong Kong hasta Australia. De hecho, me pillas ahora mismo esperando un cordón desde España. Me llegará la semana que viene y me pondré a trabajar con él”.

Avra explica que ella mantiene la forma y el tamaño del cordón, conservado con resina para que no se deteriore. “Cada pieza es diferente. No hay dos iguales”, destaca. El resto orgánico del recién nacido no es el único material con el que trabaja. Muchos clientes le piden creaciones con los dientes de leche de sus hijos, que termina convirtiendo en coloridos anillos. “He tenido también clientes que me han pedido hacer joyas con los dientes de sus perros”, añade.

Joyas con leche materna

Las alhajas maternales también se están abriendo camino en España. Begoña Prats, mallorquina asentada en Catalunya, fue la primera que abrió el camino. Al igual que la estadounidense Ruth Avra, Prats también es joyera de profesión. Y la vida le dio un vuelco cuando se convirtió en madre.

En 2014, Prats dio a luz a sus mellizos. La maternidad -y la lactancia- le resultaron más complicadas de lo que había pensado y empezó a asistir a grupos de apoyo a la crianza. En esas reuniones de mamás, alguien le enseñó la página web de una artesana estadounidense que realizaba joyas con leche materna. “¿Podrías hacerlo tú?”, le preguntaron. Ella -que llevaba un tiempo apartada de su profesión debido a la maternidad- se quedó boquiabierta. “¿Joyas con leche materna? Qué cosa más rara, ¿no?”, pensó. Tuvo mil dudas.

“Finalmente, huí de los prejuicios y me puse manos a la obra para intentar probar a ver qué me salía. Yo he estudiado joyería, investigué y di con una fórmula para conservar la leche. La gente que tenía a mi alrededor me animó mucho y me decidí a crear joyas maternales profesionalmente”, explica Prats. No abrió una tienda online, sino algo mucho más modesto, un simple documento de Google. Sorpresa. Al poco tiempo, tenía mil personas pidiéndole un encargo. “Llegué a tener listas de espera de seis meses”, confiesa.

También con pelo de bebé

Viendo la acogida del proyecto, Prats decidió profesionalizarlo. Abrió una web para su tienda online (Joyas Maternales) y contrató a dos personas más. “Tenemos clientas de toda España, y también de Sudamérica y Europa. Nosotros recogemos la leche en el domicilio de la mamá y la traemos a nuestro taller. A partir de ahí empezamos a trabajar. Crear cada pieza [que ronda los 100 euros] lleva unas cuatro o seis semanas”, explica Prats, que reconoce que también ha tenido clientas -las menos- que le demandan creaciones con cordón umbilical o pelo de sus bebés. También le han solicitado anillos y colgantes con cenizas de familiares fallecidos, pero las han derivado a otros artesanos porque quiere centrarse en la maternidad.

“Las joyas maternas o te espantan o te encantan”, asume Prats, que entiende que haya gente que las rechace de entrada. Sin embargo, pide respeto para todas aquellas madres que quieran tener este tipo de recuerdos de su lactancia, un aspecto de la maternidad muy complicado. “Tenemos madres que han estado apenas un mes dando el pecho. Y otras, tres años. Y todas quieren tener un recuerdo especial, ya sea porque les ha parecido una experiencia maravillosa o todo lo contrario”, explica la joyera, que destaca que sus creaciones son "mucho más que un capricho friki".

Abrir la mente y respeto

“Aquellos que critican este tipo de artesanía deberían respetar a las mamás. Deberían abrir su mente, escuchar otras voces y, sobre todo, no juzgar”, concluye Prats. “Tengo una bonita relación con mis clientas. No solo realizan encargos sino que, a la hora de crear la joya, me cuentan cosas íntimas de su maternidad. Me han dado una lección de vida impresionante”. Los hombres empiezan también a demandar este tipo de alhajas como regalo sorpresa a sus parejas. Empezaron de forma tímida, pero ahora los varones suponen el 30% de los clientes de Joyas Maternales.

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