INVESTIGACIÓN
Laura Luelmo fue secuestrada dos días antes de su muerte
Luis Rendueles
Redactor
Escribo sobre sucesos y territorios negros desde hace treinta años. Con Julia Otero en la radio. Prensa Iberica desde 2021. Antes, subdirector de Interviu.
Vanesa Lozano
Redactora
Periodista de Sucesos. Actualmente, en Prensa Ibérica. Antes, trabajó en la revista Interviú y El Periódico de Catalunya. También colabora en varios programas de televisión, como La Hora, de TVE, y Ya es mediodía, en Telecinco.
V. Lozano / L. Rendueles / J. Camacho
No salió a correr. Laura Luelmo, la profesora de 26 años hallada muerta este lunes en El Campillo (Huelva) vestía pantalones vaqueros cuando su asesino la abordó el pasado miércoles cerca de su casa. La Guardia Civil encontró parte de su ropa a 200 metros de donde poco después localizaron el cadáver de la mujer, semidesnuda, maniatada y con golpes y heridas en la cabeza y en el cuello, en un camino rural cubierto de jaras en La Mimbrera, a unos cuatro kilómetros del pueblo donde la joven zamorana acababa de instalarse para su nuevo trabajo. Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Guardia Civil de Huelva trabajan con dos hipótesis: Laura fue maniatada y secuestrada en su propia casa o salió a pasear, pero no llegó lejos, ya que su asesino la habría atacado muy cerca de allí.
La autopsia ha revelado que Laura murió como consecuencia de un fuerte golpe en la frente, posiblemente propinado con una piedra, entre el 14 y el 15 de diciembre. La hipótesis princial es que su asesino la retuvo durante dos o tres días, aunque no descartan que la dejara agonizando en el barranco donde fue encontrada. Los investigadores analizan ahora su cuerpo, que también presenta marcas que apuntan a que la chica se defendió, en busca de más evidencias que confirmen la identidad del autor del crimen, como restos de ADN. También analizan los objetos recogidos cerca de su cadáver, entre los que encontraron sus pantalones, y un cordón con el que su agresor le ató las manos.
La Guardia Civil detuvo este martes a un vecino de Laura como presunto autor de su muerte, que ha sido trasladado a la Comandancia de Huelva. Se trata de Bernardo Montoya Navarro, un hombre de 50 años que salió de prisión el pasado octubre, donde cumplió condena tras ser condenado por el asesinato de una anciana de 81 años en Cortegana (Huelva) en 1995. Montoya pasó 17 años y nueve meses en prisión y salió en marzo del 2015, pero apenas tres meses después fue detenido tras cometer dos robos con violencia, por los que volvió a la cárcel hasta el pasado mes de octubre. Tras alcanzar la libertad, se instaló en una casa de la calle Córdoba en El Campillo, propiedad de su padre y ubicada frente a la de Laura.
"Salió pitando", según un testigo
Un testigo ubicó por error a su hermano gemelo Luciano en las proximidades del lugar donde fue hallado el cuerpo de Laura el día de su desaparición. En realidad, Luciano, quien también fue condenado por asesinato y es conocido en El Campillo por intentar agredir sexualmente a una joven de 27 años en el 2008, se encontraba en prisión cuando se perdió el rastro de Laura. Habría sido su hermano Bernardo quien, según las pesquisas de los investigadores, "salió pitando" de la zona. Aunque Laura apenas llevaba nueve días en el pueblo, había comentado a su novio que se sentía observada por un vecino suyo. Era Bernardo.
Los antecedentes de ambos hermanos hicieron que se convirtieran en personas de interés para los investigadores desde el primer momento de la desaparición de Laura. También los vecinos apuntaban en esa dirección, señalando, además que no habían visto el vehículo Alfa Romeo en el que acostumbraba a moverse Bernardo desde que Luelmo desapareció. El hombre se había marchado, aunque la Guardia Civil tenía localizado su paradero.
Agresión sexual
La autopsia determinará si Laura fue agredida sexualmente. Los agentes, que continúan buscando el móvil de la chica a fin de encontrar pistas sobre sus últimos movimientos, sospechan además que el crimen se produjo en otro lugar y el cuerpo fue trasladado luego. La última señal del teléfono de la chica la situaba en la zona de Riotinto a las 8 de la tarde del día que desapareció, un lugar alejado de donde fue encontrado su cuerpo y lleno de pozos y viejas minas.
Fuentes penitenciarias confirmaron que Bernardo Montoya, el ahora detenido, acudió a la cárcel de Huelva para mantener un vis a vis con su novia el pasado 14 de diciembre, dos días después de que Laura desapareciera y el mismo día que supuestamente murió la joven según ha concluido el forense. La Guardia Civil investiga si pudo aprovechar el viaje para deshacerse de alguna de las pertenencias de la víctima o cualquier otro objeto que pudiera incriminarle.
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