MEDIO AMBIENTE
El fiscal acusa al socio de un palomar de matar aves de rapiña con veneno
El acusado embadurnaba con plaguicidas trozos de paloma y los usaba como señuelo para acabar con otros animales
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
J. G. Albalat
Los agentes rurales le pillaron con las manos en la masa. En un habitáculo que tenía en club de palomas deportivas en Montcada i Reixac, a uno de sus socios se le encontró dos botes con venenos que son plaguicidas usados ilegalmente para matar animales salvajes de forma fulminante. El fiscal de Medio Ambiente de Barcelona, Antoni Pelegrín, relata en una querella presentada contra esta persona en los juzgados de Cerdanyola que el acusado, que ya está siendo investigado, embadurnaba con estas sustancias carne paloma y las utilizaba como señuelo para que las aves de rapiña no pudieran acercarse al palomar. En la zona se llegaron a localizar cadáveres de aguiluchos, una especie protegida.
La querella expone que el acusado “sin ninguna autorización” y con el propósito de producir la muerte “del máximo número posible” de pájaros de rapiña decidió a partir del otoño del 2012 dejar palomas muertas y restos de carne impregnada con plaguicidas en diversos puntos próximos al palomar que el club colombófilo del que era socio dispone en el pasaje de la Piella, en el término municipal de Montcada i Reixac. El fiscal sostiene que el demandado, además, “aceptó en todo momento” que con su acción produciría la muerte de otros animales salvajes autóctonos, también protegidos, así como de animales domésticos.
“Con esa acción reiterada”, el querellado pretendía que las palomas del club al que pertenecía “no sufrieran ninguna molestia, ni depredación” por parte de aves de rapiña que pudieran haber por la zona próximas al las instalaciones. En noviembre del 2012 y en enero y ferbero del 2018, los agentes rurales hallaron en diversas zonas de Santa Perpètua de la Mogoda y Montacda i Reixac aguiluchos muertos cerca de restos de palomas con veneno. Al investigado no solo se le encontraron dos botes con plaguicidas, sino también un bote de miel y dos viales de jalea real para adherir mejor el veneno a la carne.
La fiscalía recuerda que el aguilucho es un pájaro protegido y valora la pérdida de un ejemplar de esta categoría en 300 euros. Asimismo, la utilización de veneno para matar animales está “totalmente” prohibida legalmente. Por todo ello, acusa al socio del palomar de dos delitos continuados contra la fauna y requiere al juzgado que se comunique el procedimiento penal a la Secretaria General d’Esport y al Consell de l’Esport Català para que adopte las medidas pertinentes en relación al club deportivo.
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