CRISIS MIGRATORIA

El Gobierno insiste en que el pesquero español debe desembarcar a los inmigrantes en Libia pese a las críticas de las oenegés

El barco Aquarius a su llegada al puerto de Valencia

El barco Aquarius a su llegada al puerto de Valencia / periodico

Nacho Herrero

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Tanto las oenegés que operan en el Mediterráneo como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado han criticado duramente la iniciativa del Gobierno de España de querer pactar con Libia el desembarco en uno de sus puertos de los doce inmigrantes que recogió un pesquero alicantino en aguas internacionales frente al país africano el pasado jueves, mientras que la Comunitat Valenciana se ha ofrecido a acogerlos como hizo con el 'Aquarius'. El Defensor del Pueblo ha apoyado esta petición.

Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, ha descartado el ofrecimiento y ha dicho que el barco debe ir al "puerto más cercano, que ahora mismo no es ningún puerto español". Además ha apuntado que Libia ya ha acogido recientemente a una embarcación en una situación similar.

En un comunicado conjunto, Sea Wacht, Proactiva Open Arms y Meditarranea, expresan su firme condena a esta negociación al entender que "Libia no es un puerto seguro" y apuntaron que tanto la UE como los países que la componen "tienen la obligación de no autorizar el desembarco de personas en un país donde suceden violaciones sistemáticas de los derechos humanos, torturas y tráfico de personas".

Las tres ONG exigen resolver la situación del 'Nuestra Madre Loreto' con "la mayor celeridad posible por la seguridad y bienestar de las personas rescatadas y su tripulación", a la que agradecen su comportamiento. "Su negativa a devolver a estas personas a Libia significa que este caso no siente un peligroso precedente", remarcan.

También el Defensor del Pueblo en funciones, Francisco Fernández Marugán, ha iniciado una actuación de oficio ante el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Unión Europea y Cooperación para que se valore la posibilidad de permitir el desembarco en territorio español de las personas rescatadas por "cuestiones humanitarias".

Además, ha subrayado que la negativa de Malta e Italia a acogerlos pese a tener "obligación legal de  permitir el desembarco de estos náufragos pone a la tripulación española de este pesquero en una situación límite, desde el punto de vista de su seguridad y de los derechos humanos".

Temor a un motín

Los tripulantes del barco alicantino se han mostrado comprensivos estos días con la negativa de los rescatados a volver a Libia y temen su reacción si se enteran de que ponen rumbo a las costas del país africano.

"Tenemos miedo a que podamos sufrir un motín en el barco y no tenemos medios para poder hacer frente a esa situación. Tememos que se puedan rebelar contra nosotros y nuestra seguridad depende también de una solución rápida", ha señalado Pascual Durá, capitán del barco.

Además, ha explicado en que la situación a bordo es complicada pues tienen capacidad para quince tripulantes y ahora son veinticinco, sólo les queda comida hasta este fin de semana y en la zona en la que están esperando una solución se espera un fuerte temporal este miércoles.

Menores a bordo

En los seis días que ya han pasado desde que rescató a los inmigrantes sólo una barca del barco de Open Arms se ha acercado al barco alicantino para realizar un chequeo médico a los inmigrantes y aportar algo de comida y materior.

Desde la organización no gubernamental explicaron que al no existir una autorización del centro de coordinación marítima española y ser dos barcos con esta bandera en aguas internaciones no pudieron hacerse cargo de estas doce personas.

La ONG recabó el testimonio de alguno de los inmigrantes y difundió el de uno de ellos que asegura que tiene 16 años y llegó a Libia con 12. "Me tiré al agua porque no tengo miedo a morir, tengo miedo a Libia. Los libios encarcelan a las personas para pedirles dinero. Durante un año no pude ducharme mientras estaba allí. Mi mamá murió", explicaba.

La oferta valenciana

Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat, y Joan Ribó, alcalde de València, aseguraron que la ciudad y la Comunitat Valenciana están dispuestas a acoger a esas doce personas como se hizo con los inmigrantes del Aquarius. Oltra dijo que espera que el Gobierno español "esté a la altura de un pueblo que no abandona a nadie".

Aunque el ofrecimiento inicial hablaba del regreso del pesquero, fuentes del equipo de Oltra, matizaron que sería el Gobierno el que debería organizar el traslado si el barco quiere seguir faenando allí tres semanas más tal y como tenía previsto.