DÍA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Estas son las 6 mujeres que el machismo ha enterrado en Catalunya en el 2018

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Guillem Sànchez

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PatriciaFranciscaMari PazEstelaMaría y Anna. Estas son las 6 mujeres que el machismo ha enterrado en Catalunya hasta el 24 de noviembre del 2018, a 24 horas del Día Internacional contra la Violencia de Género. Solo una de ellas había denunciado a su homicida. Cinco de las seis asesinadas eran madres. Tres tenían hijos menores de edad, que ahora se han quedado solos. Cuatro de los seis asesinos intentaron suicidarse. En dos de los casos lo lograron. Cada día los Mossos d'Esquadra recogen una media de 30 denuncias de mujeres maltratadas

El 9 de abril, Rolando se acercó a Patricia mientras dormía y la acuchilló. No se detuvo hasta que estuvo seguro de que no sobreviviría. Después se hundió él mismo el cuchillo en el abdomen. Su hijo pequeño, de 10 años, presenció la escena y se cortó tratando de arrancárselo. Patricia era una vecina de Blanes de 40 años y origen boliviano. Hace tres años encontró trabajo en el restaurante del cámping Blaumar, junto al río Tordera, y dos semanas antes de morir, el dueño le había propuesto hacerse cargo del negocio. Estaba contenta y había decidido divorciarse de Rolando.

El 18 de junio, Fermín agarró por el cuello a Francisca y la estranguló. La pareja compartía habitación en un piso patera de Badalona en el que residían otras 17 personas. Era una cámara minúscula con cocina de la que no salía casi nunca. Guatemalteca de 41 años, llevaba un año en España y dejó en su país de origen a dos hijos. Él se entregó a la policía municipal minutos después del homicidio y aseguró que ella le había atacado con un cuchillo. Los investigadores policiales descartaron que se tratara de una acción de autodefensa. 

El 6 de agostoMari Paz, de 78 años y vecina de Barcelona, murió porque su marido, Pepe, de 82 años, le clavó un cuchillo en el pecho. Después, trató de suicidarse. La mujer estaba enferma y, según los vecinos, él la cuidó hasta el último día. El entorno familiar cree que el hombre actuó de este modo por desesperación. El hijo del matrimonio encontró a la pareja malherida en su domicilio de la calle Escultor Canet, en el barrio de Sants. 

El 23 de agostoEstela, una mujer hondureña de 35 años que vivía en el barrio de Ciutat Meridiana (Barcelona), fue brutalmente atacada con un cuchillo por su novio, Didier, con el que planeaba casarse. Lo había hecho público en Facebook cinco días antes: "Por fin lo digo, que sí te acepto como mío (...) por anticipado que sí quiero ser tu esposa para toda la vida, mi hermoso Didier". 

El 14 de septiembre, José le rompió el cráneo a María usando un bate de béisbol. Después se suicidó tomándose pastillas. Tenían 71 y 81 años, respectivamente. María andaba con un caminador por casa y cuando salía a la calle lo hacía siempre en silla de ruedas. Eran vecinos del barrio de Poble Sec. Tenían tres hijos adultos. Durante semanas, las empleadas de la cafetería feminista la Raposa, ubicada junto al portal de María, colocaron velas en el suelo para recordarla.  

El 6 de octubre, Juan Antonio sorprendió a Anna por la calle junto a sus dos hijas. Le disparó con una pistola de pequeño calibre. Uno de los tiros fue en la cabeza, para cerciorarse de que la mataría. Después la atropelló con el coche, hiriendo de gravedad también a una de sus hijas. Acabó la fuga ahorcándose. Días antes había sido detenido por amenazarla de muerte y por prometerle que quemaría su casa. Anna era cocinera de la escuela de Sant Joan les Fonts (Garrotxa).

Solo una denuncia

De todas ellas, solo Anna había presentado una denuncia contra su maltratador. Hacía un mes que Juan Antonio amenazó con quemar su antigua su casa y los Mossos le encontraron 27 litros de gasolina. La jueza decretó una orden de alejamiento, que no sirvió de nada cuando él fue a por ella. El resto de mujeres no habían pedido ayuda a la policía. Aunque en varios de estos casos, según Andrea García, responsable del Grup Central d’Atenció a la Víctima, el entorno conocía, o sospechaba, que estaban sufriendo malos tratos. En esta situación, el sistema no puede protegerlas.

Los Mossos d’Esquadra han recogido el presente año un total de 10.935 denuncias por violencia machista. Casi las mismas que el pasado. La inmensa mayoría de estas demandas se corresponden con mujeres. Pero asoman de forma preocupante 792 menores de edad, tanto porque han convivido con la ira de su padre, o la han sufrido en su propia carne o tienen una pareja que las ha maltratado. 

El gérmen de las redes sociales

La cabo Andrea García pide a la sociedad catalana que llame al 112 cada vez que exista el menor temor de que una amiga, una vecina, una compañera de trabajo… está siendo víctima de la violencia machista. Y en el caso de los jóvenes, en especial los menores de edad, el consejo es prestar atención a las redes sociales. Porque en el teléfono móvil puede detectarse el maltrato en fase embrionaria. 

Existen cinco tipos distintos de control sobre los que llaman la atención los Mossos respecto a los menores. "De amistades, porque él decide con quién puedes o no ir; de ropa, porque él decide qué puedes o no vestir; de sexo, porque él decide cuando se mantienen las relaciones íntimas; de ocio, porque él decide qué actividades puedes o no hacer, y de comunicaciones, porque él revisa tus conversaciones privadas", enumera García.

Las mujeres maltratadas pueden llamar de forma gratuita al 016 para pedir auxilio, un número que no aparece en la factura telefónica. 

Once mujeres bajo protección las 24 horas

<span style="color: rgb(0, 0, 0); font-family: PTSerif-Regular; font-size: 16px;">En Catalunya, actualmente hay <strong>107 mujeres bajo protección policial de los Mossos</strong>. Once de ellas cuentan con seguimiento durante las casi 24 horas diseñado por los antidisturbios ARRO. Por su parte, los jueces han interpuesto la <strong>pulsera de alejamiento</strong> a una cuarentena de maltratadores. Esta medida, que controla telemáticamente que un marido respeta la orden judicial de alejamiento también obliga a la víctima a usar siempre un dispositivo con el que rebota la señal electrónica.  </span>