DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

La habitación cerrada de Francisca, la víctima más anónima del 2018

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Guillem Sànchez

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Francisca (Guatemala, 1977) es la más anónima de las seis mujeres que han muerto asesinadas por sus parejas este 2018 en Catalunya. Lo poco que se sabe de su vida lo ha contado el mismo hombre que se la quitó, Fermín. Que sea una desconocida para Badalona, la ciudad en la que residía, se debe a que solo pisaba la calle en compañía de su novio. Cuando Fermín trabajaba, ella casi siempre le esperaba encerrada en la habitación que habían alquilado en el barrio de la Salut.

A Fermín, celoso, no le gustaba la idea de que Francisca tuviera un empleo. Él sí lo tenía, en la construcción, y hasta que no convenciera a su jefe de que la contratara para limpiar, ella echaba las horas adecentando esa habitación, un espacio insignificante que hacía de dormitorio y de cocina y que ni siquiera tenía televisión. La puerta podía cerrarse con llave porque el propietario chino del piso había convertido cada cámara en un domicilio ilegal que llenaba de inmigrantes. Además de Fermín y de Francisca, en aquel entresuelo del número 17 de la calle de Solsona vivían otra quincena de personas. 

Noche de borrachera

El domingo 17 de junio, Francisca y Fermín compraron muchas latas de cerveza. Y se las bebieron prácticamente todas. Mantuvieron relaciones sexuales. Y a medianoche, se enzarzaron en una discusión -que no oyeron ninguno de sus 17 compañeros de piso- y terminaron protagonizando el segundo crimen machista del año. Lo que sigue es la versión que Fermín entregó a los policías.

Fermín y Francisca eran amantes en Guatemala. Ella estaba casada y era madre de dos hijos. Él era padre de cinco hijos y había enviudado. En febrero del 2017, Fermín lo dejó todo y se trasladó a España. No tardó en encontrar empleo y con el primer sueldo le compró un billete de avión a Francisca, que tuvo que separarse de su familia para empezar otra vida con su amante, ocho años mayor que ella, al otro lado del Atlántico. La mujer aterrizó en Barcelona en septiembre del año pasado.

Durante el tiempo que estuvo fuera, Fermín tuvo una aventura, de la que llegó a saber Francisca. La discusión de aquel domingo se originó, como otras, porque se enredaron hablando de nuevo sobre este episodio de infidelidad. Según explicaría Fermín a la policía municipal de Badalona pocas horas más tarde, Francisca perdió lo nervios y cogió un cuchillo y trató de clavárselo. Fermín reaccionó agarrándola por el cuello para defenderse. Pero apretó demasiado y la mató sin querer, o eso iba a declarar. Al percatarse de lo que había hecho, salió de la habitación, dejando en el suelo su cuerpo junto a un preservativo usado y un montón de latas de cerveza vacías, cerró con llave y se fue a la comisaría a confesar.

La autopsia que se le practicó a Francisca, sin embargo, sería clave para desmentir algo relevante del relato de Fermín: no hubo autodefensa. El cuerpo de la mujer no presentaba signos de ningún forcejeo. Y había muerto por asfixia. Lo cual significaba también que había perdido el conocimiento y que, estando ella ya inconsciente, Fermín siguió estrangulándola hasta que la mató.