'Paredes que hablan', la exposición que cuenta la realidad de las familias y huérfanos por violencia machista

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Este sábado 17 de noviembre se inaugurará la exposición 'Paredes que hablan', una iniciativa que pretende visibilizar la realidad de los huérfanos por violencia de género. Cuatro paredes contarán historias reales de familias que de cuatro víctimas colaterales de este tipo de violencia.

A través de las paredes se escucharan distintos relatos de vidas truncadas por el asesinato de una madre, una hermana, una hija a manos de su pareja o expareja. La sala estará en silencio y los testimonios solo se oirán al pegarse a la pared que "dará voz a los sin voz".

"Se trata de enseñar qué pasa puertas adentro, cuáles son los problemas reales que sufren estas familias", ha declarado la presidenta de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto. La fundación, que gestiona el Fondo de Becas Soledad Cazorla, ha impulsado esta campaña en colaboración con la agencia TBWA y ADIF.

"SU REALIDAD SOLO LA CONOCEN LAS PAREDES"

"La realidad de estos testigos mudos solo la conocen las paredes, y lo que queremos es que esas parecen hablen y nos la cuenten", ha aseverado el vicepresidente Creativo y de Innovación en TBWA, Juan Sánchez, que ha explicado que la idea era trasmitir la idea "de intimidad".

Las paredes contarán las historias de cuatro víctimas, tres de ellos hermanos o hermanas de mujeres asesinadas que se han hecho cargo de sus hijos. Un cuarto relato es de un huérfano por violencia machista cuya madre fue asesinada y su asesino se suicidó y, tras el crimen, tuvo que hacerse cargo de su hermano menor.

"Un niño de tres años se queda sin padre y sin madre, y lo mínimo es que le den algo para que comience su vida. Aparte de asesinarte a lo que más quieres en la vida, esto conlleva muchos problemas, muchas preguntas que te haces y que no tienen respuesta, y nadie te dice la manera de solucionar eso", se relata en esta pared.

Otro de los testimonios es de una hermana de una mujer asesinada, que se hizo cargo junto a su madre de los tres niños que quedaron huérfanos. "No quería ir a esa casa, no quería ver a esos niños llorando constantemente", relata, explicando los problemas que tuvieron para recibir ayuda psicológica, para recibir la custodia de los menores, y la percepción de la pensión de orfandad.

"MEJORAR EL CONOCIMIENTO" SOBRE ESTAS VÍCTIMAS

"Conocer el problema forma parte de la solución y de la prevención", ha argumentado Soleto durante la presentación de la campaña. La fundación que dirige gestiona el Fondo de Becas Soledad Cazorla que, entre otras cosas, se encarga de recaudar ayudas para los huérfanos a consecuencia de la violencia machista.

Joaquín Tagar, viudo de Soledad Cazorla e impulsor del fondo de becas, ha defendido la "importancia" de que la sociedad se conciencie de los problemas de estas familias. Además ha reivindicado medidas para mejorar su situación, al tiempo que ha celebrado que el Congreso vaya a aprobar el derecho a una pensión de orfandad de más de 600 euros por violencia machista que, según ha recalcado, "aliviará a las familias". Aunque han reivindicado que sea una pensión contributiva, que esté dentro del sistema general de la Seguridad Social.

No obstante, han avisado de que hay muchas cosas pendientes para mejorar la situación de estas familias, que se enfrentan a "obstáculos" y apenas tienen tiempo si quiera para "el duelo". Según han defendido, hay que proteger a las víctimas colaterales de la violencia de género para que no se trunquen sus futuros.

La exposición se ubicará en Atocha, frente al jardín tropical, y estará abierta al público hasta el 31 de diciembre. El objetivo principal es "sensibilizar" y "mejorar el conocimiento" de toda la sociedad sobre esta situación que sufren las víctimas "directas e indirectas" que, en muchos casos, están "abandonadas", ha explicado Soleto.

Según datos oficiales, desde el año 2013 casi 200 menores se han quedado huérfanos a causa de la violencia de género. Desde la Fundación apuntan que, de acuerdo a datos de la Fiscalía, se estima que unas 600 familias pueden estar entre las víctimas colaterales de la violencia machista.