UNA MODA CONTROVERTIDA

Si estás embarazada, mejor que no estimules musicalmente al feto

Una embarazada se pone unos auriculares en la tripa para estimular musicalmente al bebé.

Una embarazada se pone unos auriculares en la tripa para estimular musicalmente al bebé. / periodico

Olga Pereda

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Todas las mujeres embarazadas han leído, en algún momento de su gestación, artículos sobre la estimulación musical prenatal y sus pretendidos beneficios sobre el feto. Imágenes de tripas inmensas con auriculares encima invaden revistas especializadas dejando claro que si quieres que tu hijo sea listo y tranquilo debes poner música -por supuesto, clásica- cuanto antes. Pero ¿el feto necesita escuchar música? Es muy probable que no. ¿Hay evidencia científica de sus beneficios? No. Sin embargo, además de los consabidos auriculares, en el mercado encontramos el último grito en estimulación musical prenatal: un altavoz intravaginal que, presuntamente, estimula la vocalización antes de nacer. Se llama Babypod y cuesta 150 euros.

José Ramón Fernández, pediatra en la unidad de neonatología del Hospital General Universitario Santa Lucía (Cartagena), recuerda que la estimulación musical prenatal se puso de moda tras un estudio publicado en 'Nature' en 1993. En aquella ocasión se cogió a 36 adolescentes y se les dividió en varios grupos. A uno de ellos se les puso una composición de Mozart. Concretamente, la Sonata para dos pianos en re mayor. El estudio confirmó que durante unos minutos, los chavales expuestos a esa melodía puntuaban mejor en unos test psicológicos practicados después. El estudio se hizo solo con adolescentes y se comprobó que el efecto positivo no era permanente sino muy temporal. A pesar de eso, a raíz de la publicación en 'Nature' se proclamó -“sin fundamento científico alguno”, puntualiza el doctor Fernández- que escuchar música clásica en el útero aumenta la inteligencia de los bebés. La conclusión del pediatra y neonatólogo no puede ser más contraria: “Poner música con altavoces en la tripa no tiene ningún beneficio para el feto. Es más, si supera determinados decibelios (65) puede ser hasta peligroso”.

Ruidos del cuerpo de la madre

El feto está protegido por muchas capas y su sistema auditivo está desarrollándose hasta la semana 20 (una gestación normal son 40 semanas). Puede oír -explica el pediatra y neonatólogo- ruidos naturales del cuerpo de la madre: respiración, digestión, latido cardíaco. También sonidos de origen externo aunque es más difícil que le lleguen debido a la cantidad de tejido que le aisla del exterior. Hay evidencia científica de que el ruido excesivo, también en el útero, puede incrementar la posiblidad de padecer sordera. “En un trabajo de 1986 ya se apreciaba que el riesgo de sordera se triplicaba en los hijos de madres expuestas durante el embarazo a una media de ocho horas diarias a niveles de 65 y 95 decibelios”, recuerda el pediatra. En su opinión, es muy  importante advertir de todo esto a las mujeres que trabajan, por ejemplo, en fábricas o en aeropuertos.

Altavoz para la vagina

Babypod es un pequeño dispositivo que se introduce en la vagina de la gestante. Sus responsables aseguran que “los estudios científicos demuestran que es el único aparato que estimula la vocalización de los bebés antes de nacer a través de la música y favorece su desarrollo neuronal”. El pediatra y neonatólogo del Hospital Santa Lucía explica que esa es la conclusión a la que han llegado después de realizar ecografías en tres dimensiones y comprobar que el feto abría y cerraba más la boca si su madre tenía en la vagina el Babypod. El experto, sin embargo, desconfía del invento porque el estudio no se ha continuado en el tiempo. Es decir, nadie ha comprobado si esos bebés, con el paso de los meses/años, hablan mejor que los hijos de madres que no han utilizado el altavoz. “Como no se ha producido un seguimiento de esos críos tampoco sabemos si ha habido efectos adversos a medio o largo plazo”, destaca.

La introducción en el mercado del Babypod es, a juicio de Fernández, preocupante porque “expone al feto a intensidades de sonido superiores a las recomendadas por la Academia Estadounidense de Pediatras”.

Puro negocio

El neonatólogo achaca la moda de la estimulación musical prenatal al “puro negocio” que implica la etapa de la gestación y primera infancia. “¿Quién no quiere tener lo mejor para su hijo? Juegan con el miedo y por eso los padres y las madres compramos cosas que nos dicen que van a ser buenas para nuestros hijos. Es un nicho de mercado muy grande”.

Según el pediatra, estamos obsesionados con la estimulación que deben tener nuestros hijos pequeños: “Hay mucha prisa para que hagan las cosas cuanta antes: comer, andar, hablar… Lo importante no es llegar el primero sino llegar. Y hacerlo cuando toque siendo muy consciente de que cada niño y cada niña tiene su ritmo”. Fernández despotrica del marketing y asegura que la mejor estimulación que padres y madres pueden dar a sus hijos es pasar tiempo con ellos, hablarles y leerles cuentos. Sin más. No hace falta estimularles mientras están en el útero cuando, además, su cerebro está en desarrollo. “El ruido nos preocupa, y mucho, porque afecta directamente al desarrollo de un cerebro en formación”, subraya tras recordar que en las unidades de neonatología se pone mucho empeño en evitar la exposición de los recién nacidos prematuros al ruido excesivo.

Si una embarazada quiere hablar con su hijo mientras está en el útero, que lo haga. ¿El feto escuchará? “A lo mejor le llega algo”, explica Fernández. ¿Le hará más inteligente? "No, pero la mamá sentiría un vínculo afectivo y eso siempre está bien”.

Por último, el pediatra aconseja a los padres y las madres liberarse de tanto marketing e intentar relajarse y gozar con sus pequeños: “La vida es corta. Disfruta de tu hijo”.