Infancia en peligro

Caravana Migrante

Caravana Migrante / Pedro Armestre

LAURA PÉREZ PICARZO. DIRECTORA DE COMUNICACIÓN DE SAVE THE CHILDREN

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“Ahora estoy detenida y no sé si me van a retornar a mi país. Pero sé que cuando sea mayor lograré llegar a Estados Unidos y seré fotógrafa o abogada de gente pobre o quizá profesora de ballet”. Son las palabras de Gisela, de 11 años. Gisela fue detenida en México, tras migrar desde uno de los países más violentos del mundo, Honduras. La historia de Gisela es como las que conforman la caravana de migrantes que estos días cruza Centroamérica con destino a Estados Unidos. En ella caminan desde hace semanas unos 3.000 niños y niñas que, como Gisela, escapan de una realidad muy dura. Hay cientos de niños solos, que huyen de la violencia extrema y la pobreza. Muchas niñas y adolescentes migran exponiéndose a graves peligros en el camino. Decenas no lo terminan, son violadas y asesinadas; la mayoría son detenidas y deportadas. ¿Por qué se arriesgan? La respuesta es triste: porque ya las violan en su casa y en su barrio, porque están expuestas cada día a la violencia de las pandillas llamadas maras, porque viven en pobreza extrema. Su vida en sus países de origen no vale nada y ven en la migración la única oportunidad de salvarse. En muchos casos de salvar también a sus bebés. En el centro en el que está Gisela hay otras diez menores. La mayoría embarazadas o ya con sus bebés; la mayoría violadas desde los 11 años. No quieren que sus hijas vivan lo mismo que han vivido ellas.

Gisela nos cuenta cómo llegó al centro de menores: “Migré con mi padrastro. Me iban escondiendo de un carro a otro hasta que nos agarraron en Villahermosa. Me metieron en una celda con bastantes niños, muchos más pequeños que yo. Pasé 9 días metida en la celda pero tenía un colchón”. La han separado de su padrastro y no quiere volver con él. Cuando le preguntas por qué, deja de sonreír y dice que de eso mejor no quiere hablar.

Save the Children está cada día con decenas de niños y niñas migrantes en Centroamérica. Conoce las situaciones que les empujan a migrar. Por eso ha iniciado la campaña Infancia en Peligro, para contar las vidas que hay detrás de los niños y niñas integrantes de las caravanas, pedir su protección y evitar que sean recibidos con violencia por el ejército mandado por Donald Trump a la frontera. Porque los niños no deben ser tratados como delincuentes, detenidos y separados de sus familias.  

“De mayor quiero vivir en EE.UU. para mandar dinero a mi abuela y que compre una visa y saque a toda mi familia de Honduras. En Honduras no vivíamos bien, es muy peligroso, pasaba miedo.” Gisela sigue soñando con tener una profesión y salvar a su familia de la pobreza y violencia en la que viven. Sigue soñando con dejar de tener miedo. Sabe que su viaje no ha terminado bien, sabe también que lo normal es que la deporten. Pero es una niña, y, como todas las niñas, sigue teniendo sueños. Los mismos que los miles de niños que ahora mismo llevan días andando, durmiendo en las calles y expuestos al peligro. Es una crisis humanitaria en la que no podemos dejar de actuar.