La convivencia en bloque

Comunidades de vecinos: pesadilla en la escalera

La que se avecina

La que se avecina / MEDIASET

Carme Escales

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Reunión de escalera. A las 19.30 horas, primera convocatoria. Orden del día: aprobación del fondo anual, cambio de presidente y presentación de presupuestos para pintura de fachada. Derrama prevista: 12.000 euros. ¿Les suena? Es el suplicio de tantos propietarios de viviendas, sujetos por ley a derechos y obligaciones de quien comparte espacios comunes con otros vecinos. Seguramente, la relación consentida menos placentera que exista.

Algo más de 3.000 administradores de fincas colegiados gestionan en Catalunya los números de comunidades de vecinos en las que el pasado año se contabilizaron más de 248 millones de euros pendientes de pago por parte de propietarios morosos. En tiempos de embargos bancarios por impago de cuotas hipotecarias, el recibo de los gastos de comunidad ha sido mucho antes el primer recibo ignorado voluntaria o necesariamente. «Es uno de los problemas que más preocupa a vecinos y administradores», afirma Albert Rodés. Él es abogado, Api, gerente de la propiedad y corredor de seguros y está al frente de la gestoría que fundó su padre hace más de 40 años en Barcelona. "La morosidad a veces acaba provocando un efecto dominó, vecinos que empiezan a dejar de pagar viendo que el otro tampoco lo hace. Y ponerse en manos de un abogado es un pez que se muerde la cola porque supone avanzar el importe del proceso judicial", añade. Rodés lidia a diario no solo con esa morosidad perseguida con burofaxes y demandas, con vecinos exigentes, puntillosos, quejosos o incívicos, sino también con algo que sobrevuela su tarea y profesión: la pésima reputación del colectivo de administradores de fincas.

En Catalunya hay 3.000 administradores
que gestionan la intendencia de muchas viviendas

«Esa mala reputación es nuestro gran caballo de batalla», dice. «La mala praxis de algunos administradores que han llegado incluso a desaparecer con el fondo de las comunidades ha sembrado desconfianza en nuestro sector», dice. «También es culpa nuestra no habernos hecho valorar. ¿Qué otros profesionales se reúnen con sus clientes en el rellano de una escalera, o en el párking, de pie, una hora o dos, un 8 de febrero a las ocho de la noche?», expone el administrador de 180 comunidades, la mayoría en Barcelona.

Sobre las comisiones, sabidas pero no explicadas, que perciben no pocos administradores –desde el Col·legi d’Administradors de Finques de Barcelona-Lleida, su gerente, Lorenzo Viñas, subraya que no todos lo hacen-, Rodés plantea que la transparencia en las cuentas es algo exigible para limpiar la desconfianza, empezando por llevar los números desde una libreta a nombre de la comunidad de vecinos. «Sobre todo en obras importantes, la documentación debe circular entre todos y una copia del proyecto de obra se tiene que colgar en un espacio común. Y es muy recomendable crear una comisión de obras entre los vecinos para entrevistarse con los industriales. Supone más trabajo, pero a la larga se ahorran recelos», comenta Rodés.

"En general, más o menos todo el mundo sabe o intuye que los administradores se llevan comisión por contratar servicios para una comunidad de vecinos. Lo que todavía a estas alturas me sorprende es que eso se viva con una actitud tan admisible y normalizada, incluso que no haya traspasado a los medios de comunicación". Son palabras de una persona que lleva más de 20 años en el sector como responsable de mantenimiento en fincas y mancomunidades en Barcelona sobre todo, que prefiere mantener su anonimato. “La mayoría de administradores que nos piden comisión, normalmente del 10%, dan por hecho que es por su tarea de comerciales proporcionando a los vecinos buenos operarios. Pero a mí me han pedido comisión también administradores de fincas a las que presenté presupuesto porque un vecino me contactó”, asegura. “Si te niegas a pagarlas, como yo he hecho, te arriesgas a perder futuros trabajos para las comunidades que lleva ese administrador”, precisa. “Es un sistema corrupto de raíz, las comisiones se han convertido en la garantía de trabajo a largo término, y el sobrecosto recae en la cuota de los vecinos. Ahora se empiezan a ver cambios, pero mínimos. A pesar de la crisis, son pocos los vecinos que revisan facturas y contrastan presupuestos para evitar esta práctica. Es algo que debería legislarse e imponer fuertes sanciones. Como los administradores acostumbran a ser abogados, para mí la solución sería legislar”.

"Es un sistema corrupto de raíz. Debería legislarse e imponer fuertes sanciones"

Nuevo intento fallido de lograr testigos con nombre y apellidos. “Son una pasada las comisiones. Yo las he visto hasta del 20%, por el intermediario. El administrador percibe el 15% del total de la factura y el que media con los operarios se lleva el 5%”, declara un pintor del área metropolitana de Barcelona. “Fincas completas de pisos destinados a alquiler que el propietario da a gestionar a un administrador, una vez finaliza un contrato y se vacía un piso, entramos a renovarlo. Pintores, lampistas, electricistas, cada cual hace su presupuesto y a todo ello se le incrementa un 5% para el intermediario y un 10% para el administrador, podemos estar hablando de 5.000 o 6.000 euros de comisión por cada piso, por 15 o 20 pisos, calcula…”, apunta. “Y si después le parece caro al propietario, la comisión no se puede tocar, se rebajan tus honorarios”, puntualiza.