GESTO DEMOCRÁTICO

Los obispos podrán decidir en asuntos estratégicos del Vaticano

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Rossend Domènech

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En lenguaje civil se diría que el papa Francisco acaba de introducir más democracia dentro de la iglesia católica. De acuerdo con un documento del Pontífice publicado este martes, de ahora en adelante los obispos de todo el mundo no solo serán consultados sobre las cuestiones católicas en los llamados sínodos, sino que podrán "deliberar", o sea decidir junto con el Papa de Roma.

La novedad está incluida en un documento titulado 'Comunión Episcopal', en el que Francisco revisa la estructura de los sínodos de los obispos y su desarrollo. Mientras que hasta hoy todos estos sínodos -reuniones de los obispos de todo el mundo, generalmente en Roma- eran solo consultivos y después los papas hacían propios o no los consejos y recomendaciones que emanaban de estos encuentros, Jorge Bergoglio ha cambiado.

El nuevo documento afirma textualmente que "en el caso que el Romano Pontífice haya concedido a la Asamblea del Sínodo poder deliberativo (...), el documento final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro, una vez que lo haya ratificado y promulgado. En este caso el documento final es publicado con la firma del Romano Pontífice junto con la de los Miembros (obispos)".

"La iglesia no es una democracia", dijo una vez Juan Pablo II, en referencia a la posibilidad de que un día los obispos, o una representación de los mismos, gobernasen la iglesia católica junto con el Papa.

Un primer paso con el Vaticano II

Sin embargo, la llamada colegialidad de los obispos de todo el mundo con el Papa había sido introducida por el Concilio Vaticano II (1962-1965) y constituido concretamente en el lejano 1965 por el papa Pablo VI. Se afirmaba entonces que, junto con el Papa, ada obispo "posee simultáneamente e inseparablemente la responsabilidad" de su diócesis y "el cuidado de la Iglesia Universal".  

Francisco introduce ahora una estabilidad en la implicación del llamado "pueblo de Dios" -los fieles católicos- en la asambleas del Sínodo. El Sínodo "está llamado, como cualquier otra institución eclesiástica, a transformarse cada vez más en el canal adecuado para la evangelización dle mundo actual", escribe Bergoglio en el documento actual.

En el 2014, y como preparación de un sínodo dedicado a las familias actuales y a sus distintas formas de presentarse, Francisco envió a todas las parroquias del mundo un cuestionario que causó un gran revuelo. Se trató de una verdadera encuesta para tomar directamente el pulso sobre el estado de las familias, en el que se les preguntaba sobre todas las cuestiones que les atañían, desde el comer juntos hasta los métodos anticonceptivos. En aquella ocasión, el Vaticano ilustró la necesidad de "implicar mayormente el pueblo de Dios" en el sínodo, lo que podría comprender una "consultación estable" de los fieles. Se dijo también que, "sería oportuna una implicación mayor en la actuación" de las decisiones de los sínodos, poniendo atención en "traducir a las diversas realidades socioeconómicas las decisiones tomadas a nivel central".

En otras ocasiones, Bergoglio ha hecho hincapié en la necesidad de "una sana descentralización" de la rígida estructura de la iglesia, implicando mayormente a los obispos del mundo en el gobierno de Roma. Numerosas organizaciones católicas han pedido repetidamente desde aquel Concilio Vaticano II que se pusiera en práctica la llamada "colegialidad episcopal".

Aunque la iglesia "no sea una democracia", como dijo Juan Pablo II, seguramente el documento de este martes introduce un grado importante de participación en el gobierno central católico, a través de los obispos, de los más de mil millones de católicos, que viven en países, sociedades, culturas y economías que nada tienen que ver unas con otras.