La tercera víctima mortal desde el 2016

Muere un hombre de 74 años por la fiebre Crimea-Congo tras la picadura de una garrapata

España fue el primer país europeo que registró un caso de este virus

El Periódico / Agencias

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Un hombre de 74 años ha muerto en Ávila por la fiebre Crimea-Congo tras participar en julio en una actividad cinegética en la localidad pacense de Helechosa de los Montes, donde sufrió la picadura de una garrapata, han informado este jueves fuentes de la Consejería de Sanidad de Castilla y León. Las autoridades sanitarias realizan el seguimiento de un centenar de personas que han tenido contacto directo con el hombre.

El Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III confirmó la infección por el virus Crimea-Congo del afectado, quien falleció este miércoles de madrugada en el Complejo Asistencial de Ávila.

El proceso infeccioso que sufrió el paciente le ocasionó fiebre elevada y un cuadro clínico que condujo al fallecimiento, han precisado dichas fuentes en un comunicado.

Por su parte, las autoridades sanitarias extremeñas ya han tomado medidas para informar a la población y a sus profesionales sanitarios, con el fin de evitar posibles infecciones.

En el caso de que haya habido contacto estrecho, se debe vigilar periódicamente la temperatura corporal del afectado y comunicar al epidemiólogo de referencia cualquier cambio en su estado de salud, recuerda el comunicado, en el que se asegura que los servicios de epidemiología de ambas comunidades autónomas están en contacto permanente.

La fiebre de Crimea-Congo está causada por un virus, cuyo mecanismo de transmisión principal es la picadura de la garrapata del género ‘Hyalomma’, aunque también puede contagiarse a partir de un caso por contacto con sangre o fluidos del enfermo, de forma asimilable a la transmisión de otras enfermedades más comunes como la hepatitis B.

Los síntomas

Los síntomas habituales durante el periodo prehemorrágico son la fiebre brusca, dolor de cabeza y mareos durante cuatro o cinco días, aunque también pueden aparecer otros síntomas como diarrea, vómitos o conjuntivitis.

Posteriormente, las manifestaciones hemorrágicas abarcan desde petequias a grandes hematomas en piel y mucosas, sangrados, principalmente de nariz, encías, gastrointestinales, vaginales, uterinos, del tracto urinario o del aparato respiratorio e incluso pueden llegar a producirse hemorragias cerebrales.

La enfermedad puede evolucionar en forma de hepatitis, según explica el protocolo, y los pacientes muy graves pueden sufrir un "rápido" deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad.

Para intentar prevenirla, se recomienda, entre otros, revisar la ropa -"las de colores claros facilitan la visualización de las garrapatas"- antes de entrar en el lugar de residencia, un autoexamen del cuerpo tras la posible exposición a garrapatas, utilizar repelentes preferentemente sobre la ropa y evitar sentarse en el suelo en las zonas con vegetación.

Si se detecta una garrapata en el cuerpo, según los expertos en salud pública, hay que extraerla lo antes posible; evitar los remedios tradicionales como aceite, petróleo o calor; primordial, usar unas pinzas, sujetarla firmemente lo mas cerca posible de la piel y tirar de ella suavemente hacia arriba, y luego limpiar bien la herida con agua y jabón.

En 2016, se confirmaron los dos primeros casos de esta enfermedad en España, un hombre de 62 años que falleció tras el 25 de agosto tras sufrir la picadura de una garrapata que le transmitió la enfermedad en un paseo por el campo en un pueblo de Ávila, y la enfermera que le atendió durante su ingreso hospitalario, al entrar en contacto con sus fluidos.