Psicópata muy peligroso

Orden internacional de detención para el preso fugado de El Dueso

Dos imágenes de Guillermo Fernández Bueno difundidas por la Policía durante su fuga a Senegal

Dos imágenes de Guillermo Fernández Bueno difundidas por la Policía durante su fuga a Senegal

Juan José Fernández

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La teoría de una huida fuera del país se impone en las labores de búsqueda de Guillermo Fernández Bueno, el preso peligroso fugado del penal de El Dueso (Cantabria), y es la razón por la que las Fuerzas de Seguridad del Estado han pedido ayuda a Interpol para localizarle. Este viernes la Policía ha formalizado la orden internacional de detención.

Fernández Bueno es considerado por la Policía como un psicópata muy peligroso, y está condenado a 26 años de prisión como autor de la violación y el asesinato –asfixiándola y acuchillándola- de la empleada de la limpieza de una cafetería de Vitoria en el año 2000.

Siete días de ventaja

Las pesquisas sobre su paradero se están remontando al mismo lunes 16, día en que inició su último permiso carcelario, y no al 22, el domingo en que debería haber vuelto a la cárcel cántabra y quebrantó su condena. Cuando las Fuerzas de Seguridad fueron alertadas, Fernández Bueno llevaba una semana ya de ventaja, según estiman fuentes cercanas a la investigación.

Ahora esa investigación se centra en el entorno más cercano del violador y asesino, a la búsqueda de posibles colaboradores que pudieran dar pistas sobre su destino y el medio de transporte elegido para huir.

En la búsqueda, no obstante, no se descarta ninguna posibilidad, incluida la de que el huido estuviera aún por el norte de España. Por eso, y por su vinculación con la ciudad de Vitoria (Álava), donde residió, se ha alertado también a la Ertzaintza, según reconocía el jueves la consejera de Seguridad del Gobierno Vasco, Estefanía Beltrán de Heredia.

Preparando la fuga

Fuentes penitenciarias no oficiales sospechan que Fernández Bueno se planteaba su fuga al menos desde quince días antes, cuando comenzó a vender o entregar a otros presos algunas de sus pertenencias. Al salir para su último permiso, dejó la celda muy vacía, como quien piensa en no volver.

Las mismas fuentes barajan la ofuscación como la razón para su fuga. Tanto la Junta de Tratamiento, como el juez de Vigilancia Penitenciaria, como también la Audiencia Provincial de Cantabria –a la que recurrió– le habían denegado el tercer grado, la posibilidad de salir a diario de la cárcel, privilegio que estaba convencido de que iba a alcanzar.

Pero a Fernández Bueno le quedaban ocho años de condena, y estaba recluido por un delito con sangre con componente sexual, factores ambos que retrasan habitualmente la concesión del tercer grado. Había además reincidido, pues un mes antes de matar a su víctima había sido condenado en sentencia que no era firme a nueve años por otra agresión sexual.

Buen comportamiento

El preso al que se le denegaba (ahora se ve que con razón) el tercer grado había mostrado buen comportamiento en prisión. En 12 años de internamiento había seguido siete cursos, uno de ellos de prevención de suicidios y otro de reconducción de actitudes violentas, que le habían convertido en un preso de apoyo, uno de esos reclusos de confianza del centro penitenciario que sirven de colchón psicológico y vigilante a los cautivos recien ingresados en un penal.

Fernández Bueno además llegó a terminar un módulo de formación como auxiliar de enfermería. Por su buen comportamiento contaba, como es preceptivo, con el visto bueno de la Junta de Tratamiento de la prisión para sus peticiones de permiso.

Este detalle, sin embargo, es hoy motivo de controversia. La asociación Clara Campoamor de asistencia contra la violencia machista ha criticado duramente este jueves los permisos que se le concedían. “Nos han dicho desde ayer que ¡ojo!, que es muy peligroso. ¿Y no era peligroso cuando le dieron permisos penitenciarios?”, ha declarado a los medios Blanca Estrella Ruiz, presidenta de la Asociación.

Su entidad se dispone a averiguar por qué, cuando se le concedieron permisos, la administración penitenciaria, según su versión, no informó a la familia de la mujer asesinada ni a la otra mujer a la que violó.