Conflicto en el transporte

Los usuarios sufren la falta de taxis en estaciones y hospitales

HUELGA TAXI

HUELGA TAXI / Felipe Valenzuela

Felipe Valenzuela

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La huelga de los taxistas parece haber triunfado en uno de sus objetivos clave: afectar al turismo y al día a día de los ciudadanos. Visitantes y barceloneses se volvieron a quedar sin taxi durante todo el día en varias zonas de la ciudad. En el hospital Vall d'Hebron, los usuarios se sorprendieron al ver que no había ni un vehículo. Algunos eran conscientes de la huelga pero otros esperaban al menos encontrarse servicios mínimos. "Me han operado del riñón y quería coger un taxi por comodidad. Tengo esclerosis múltiple y el transporte público no es que sea muy ideal", explicó Carmen Bretones, usuaria regular del centro. “Al menos sé que España va bien”, concluyó de manera irónica.

En Vall d'Hebron algunos apoyaban la causa pero otros se oponían a la falta de servicios mínimos.

También había clientes fieles al taxi que entendían la manifestación. "Mi madre viene dos o tres veces al mes por controles, la rutina es siempre la misma: venimos en ambulancia y volvemos en taxi", aseguró Francisco Corrillo. "Es un servicio de toda la vida y con la situación actual es normal que estén en huelga. Cogeremos el bus y ningún problema", añadió.

El personal del centro sanitario lo entendía pero no lo acababa de compartir por el propio escenario. "No me parece bien que no hayan servicios mínimos, es un hospital, un sitio de primera necesidad", apuntó Clara Aceituno, trabajadora en Vall d’Hebron. "Que se quejen a las empresas, no a los trabajadores. Que no ataquen a familias dentro de los coches", afirmó aludiendo a los incidentes del pasado miércoles.

Los turistas, los más perdidos

Otro de los puntos clave para los taxistas, la estación de Sants, ha tenido el estacionamiento de taxos vacío todo el día. Los visitantes que llegaban a la ciudad se sorprendían a medida que se encontraban con las paradas sin coches negros y amarillos. "Es bueno que protesten pero malo para mí, no conozco la ciudad y no sé cómo llegar al hotel", explica Monique L.D., turista de California. La estadounidense no se mostró contraria a la protesta, siempre y cuando supiese cómo llegar a su destino. “En EEUU tenemos el mismo problema pero los taxistas no tienen tanta libertad para protestar y hacer estas movilizaciones”, afirmó.

En la propia estación de trenes volvieron a haber taxistas que, de manera voluntaria, se movilizaron para ayudar a los más perdidos."Vengo de manera voluntaria, no pude ir a la manifestación del aeropuerto porque tenía médico y he aprovechado para echar una mano -asegura Joan, taxista desde hace tres años- Viene mucha gente, ayudo en lo que puedo”. Para Joan era imposible no hablar de las peleas ocurridas en la manifestación. “Son actos que condenan todos los taxistas, lo que pasa es que no se enseña también que había compañeros calmando el ambiente. Los taxistas sabemos que la violencia no es la vía”, afirmó.

Entre los turistas asiáticos, latinoamericanos y europeos a los que ayudó Joan estaba Agustín Fernández García, madrileño que vino a la ciudad por compromisos familiares. Al enterarse de los motivos de la huelga se mostró comprensivo. “La competencia está bien cuando es leal y está regulada”, explicó en relación a las licencias VTC. “Toda competencia es buena, pero en las mismas condiciones, que ninguna parte se encuentre en una situación de privilegio”, concluyó.

A las cinco de la mañana ya había cola para coger el Aerobús, según trabajadores.

Caos en los trayectos al aeropuerto

Ante este panorama, como alternativa de transporte la demanda del Aerobús, lógicamente, ha subido de manera notable. Decenas de personas hicieron cola en plaza Catalunya para llegar al aeropuerto. "Esto afecta al turismo. Estoy aquí desde el martes y el miércoles ya no pude moverme con taxi - explicó Rosa Almendros, quien vino desde Alicante por motivos de trabajo- Ahora las colas que se hacen para ir a coger un avión son horribles. Me sorprende la protesta porque en Barcelona hay buen tráfico de taxistas, se ganan bien la vida".

Los trabajadores del Aerobús  que se encontraban en turno no podían más. “Nos avisaron y nos volvieron a avisar. Reforzaron los vehículos y al personal pero aún así no damos abasto”, afirmaron a medida que respondían a turistas desesperados por coger el autobús. “Yo he entrado a las seis de la mañana y a las cinco, cuando he llegado, ya había cola”, relató uno de ellos. La situación en la parada es preocupante, a las dos de la tarde el sol no perdonaba pero al menos la cola avanzaba rápido.

El personal del Aeroibús montó una señalización provisional para controlar una fila de turistas que iba desde Portal de l’Àngel hasta paseo de Gràcia. Cuando se les preguntaba sobre cómo creían que iría la tarde, los trabajadores se miraron entre ellos preocupados. 

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