La mitad de inmigrantes que llegan a Barcelona siguen su viaje

La mitad de los inmigrantes que llegan a Barcelona y al resto de Catalunya huyendo de la guerra o la miseria y que son acogidos por Creu Roja prosiguen su viaje hacia otros destinos europeos, especialmente países francófonos como Francia yBélgica, donde, o tienen familiares o amigos o pueden desenvolverse mejor hablando francés, informaron ayer fuentes de esta organización humanitaria. De hecho, esto es lo que estiman que ha ocurrido con los 600 inmigrantes recibidos en la capital catalana en las últimas tres semanas, de los que solo la mitad continúan en centros de acogida.

Este es precisamente uno de los mensajes que las distintas Administraciones intentan difundir en las últimas horas ante la previsión de que aumente la cifra de recién llegados. «Recibir a 500 personas en tres semanas en una ciudad de 1,4 millones de habitantes como Barcelona tiene un efecto poco importante», subrayó ayer Jaume Asens, teniente de alcalde responsable de temas de inmigración en el Ayuntamiento de Barcelona al explicar el plan de acogida del barco Open Arms trae  hoy a 60 personas. «Hay que tener en cuenta además que es gente que huye del hambre y de la guerra», subrayó el concejal.

"No es un alud"

En términos similares se expresó Oriol Amorós, secretario general de Igualtat, Migracions i Ciutadania de la Generalitat. «700 personas en pocas semanas, o 1.800 menores no acompañados  el año pasado, que este año serán 3.000,  pueden parecer muchos, pero no lo son. No es un alud. Sobre todo si se tiene en cuenta que en Catalunya entran cada año 100.000 inmigrantes y que la mayoría se van», explicó. este responsable. Añadió que la Administración da importancia al fenómeno por la vulnerabilidad de estas personas migradas, no por el número.

Amorós dividió en tres grandes grupos los protagonistas o víctimas de este fenómeno migratorio: «Los que piden asilo, los que llegan por la frontera sur y los menores de edad». Entre los primeros están aquellos que proceden de paises en conflicto y que según el derecho internacional pueden pedir asilo o refugio en el país de llegada. Los segundos son lo que llegan a España a través del Estrecho desde el norte de África, la mayoría de los cuales huyen de la miseria y algunos también de países con un conflicto no reconocido internacionalmente. Los menores son otro colectivo al que se les ofrece especial protección, lo que en Catalunya se hace a través de la Direcció General d’Atenció a la Infància i la Adolescència (DGAIA). 

Estos representantes del ayuntamiento y la Generalitar escenificaron ayer el buen entente que hay entre las tres administraciones en materia de inmigración desde que Pedro Sánchez ha accedido a la presidencia del Gobierno español. 

Más medios para BCN

Precisamente, ayer por la tarde la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pidió a Sánchez que transfiera «directamente» a las ciudades los fondos europeos de inmigración para garantizar una «buena atención» a los refugiados que llegan a sus territorios.

Colau hizo estas declaraciones tras reunirse en Londres con el alcalde de esta ciudad, el laborista Sadiq Khan, para tratar el fenómeno de la  gentrificación.  La alcaldesa agradeció al Ejecutivo de Sánchez «el cambio radical» hecho en política migratoria, que permitió la llegada del barco con refugiados Aquarius a Valencia hace dos semanas, y del Open Arms, hoy, a Barcelona, pero demandó «que los gestos se transformen ahora en reformas estructurales».

Colau participará esta tarde también en una rueda de prensa conjunta con la asociación ProActiva, propietaria del Open Arms, en el Museu Marítim de Barcelona. En este acto la oenegé denunciará los problemas que plantean la Guardia Costera de Italia y la de Libia para dificultar el rescate de barcos o pateras con inmigrantes.

El Open Arms llega a Barcelona acompañado del velero Astral, en el que han viajado cuatro eurodiputados  de diferentes partidos políticos que han sido testigos de estas trabas a los rescates humanitarios. Además de Colau, también habrá represantantes de la Generalitat y del Estado. Otro gesto de unidad de las tres administraciones para velar en Catalunya por las personas que huyen del hambre o de la guerra en busca de un futuro mejor.