LA LECCIÓN

La clase de la víctima: "Cuando les veo emocionados, pienso que les está llegando lo que les cuento"

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Patricia Martín

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Marisol Chavarri perdió a su padre, asesinado por ETA en 1979, cuando tenía 17 años y desde entonces su vida "continuó porque tiene que continuar”, pero quedó  “trastocada para siempre”. Ahora, 39 años después, es una de las víctimas del terrorismo que han dado el paso de que su trágica experiencia sirva, al menos, para fomentar los valores de paz y tolerancia en las aulas.

El Ministerio del Interior, junto con las asociaciones de víctimas, han puesto en marcha este curso escolar un proyecto dirigido a introducir en los colegios e institutos materias destinadas inculcar sobre las horribles consecuencias de los atentados, con un triple objetivo: prevenir la radicalización juvenil, contribuir a la memoria del terrorismo y promover la participación de los afectados, como referentes educativos.

Así, en la asignatura de Geografía e Historia de 4º de la ESO se ha incorporado una unidad didáctica denominada El Terrorismo en España, donde se relata la historia y la situación actual de esta lacra y en la que las víctimas están cobrando un protagonismo esencial.

En la asignatura de historia de 4º de la ESO se habla del terrorismo y las víctimas dan su testimonio

Según explica la directora general de Apoyo a las VíctimasSonia Ramos, fueron los propios afectados los que trasladaron al ministerio su deseo de que las nuevas generaciones, que no han crecido con martilleo constante de los atentados etarras aunque sí con el horror yihadista, sigan teniendo muy presente que los atentados solo sirven para romper vidas.

Este afán, junto a la obligación de la ley de protección de los afectados por el terrorismo, que señala que las administraciones deberán promover los valores de paz y tolerancia, llevó al departamento de Interior a impulsar los materiales curricularesmateriales curriculares y a que estos fueran completados con los testimonios directos. En el País Vasco Patxi López impulsó algo similar en el 2011.

La implantación

La presente iniciativa, en la que han participado ya 33 víctimas, comenzó en Madrid en noviembre (con 56 colegios), se extendió a continuación a La Rioja (11 colegios) y Castilla y León (20 colegios) y se ha planificado una implantación progresiva en otras Comunidades Autónomas y en siete unidades didácticas; de forma que se estudien valores antiterroristas desde 1º de la ESO hasta 2º de Bachillerato, en distintas asignaturas.

“El deseo es llegar al mayor número de jóvenes, porque las experiencias están siendo muy positivas, los alumnos empatizan con las víctimas y estas quieren repetir porque dicen que sienten cierto alivio, por lo que desde el punto de vista terapeútico la experiencia es muy positiva”, señala Ramos.

Da buena cuenta de ello Marisol Chavarri, quien ha dado dos charlas en centros educativos de Madrid y también en La Rioja, donde reside. La intención es que en cada autonomía participen víctimas arraigadas al territorio, después de formarse en un curso para hablar en público porque, "al fin y al cabo, te desnudas ante los alumnos", según su testimonio.

Chavarri, al igual que los demás, cuenta a los jóvenes su dura experiencia desde el punto de vista personal, como ha sido su vida antes, durante y después del asesinato de su padre, que era jefe de la policía local de de Beasain (Guipúzcoa). “El hecho de que sales adelante como puedes. Con mucha soledad, porque en la época que murió mi padre no tenías a nadie que te diga que hacer con eso que sientes”, relata.

"Me preguntaron qué haría si me encontrara al asesino de mi padre y contesté que creo que nada"

Marisol Chavarri

— Víctima de ETA

Las preguntas

Chavarri opina que las charlas están sirviendo para que los alumnos se den cuenta “de que el terrorismo no sirve para nada”. “Cuando les ves emocionados, pienso que les está llegando lo que les cuento”, añade. La riojana se quedó impactada con dos preguntas que le hicieron los jóvenes: "¿Qué harías si te encontraras al asesino de tu padre?" y "¿Qué le dirías a tu padre si le tuvieras delante?”. El asesinato de Miguel Chavarri es uno de los más de 300 atentados que siguen sin resolverse. Aún así, su hija contestó: “Creo que no le diría nada [al terrorista] porque como el crimen ha prescrito no podría ser juzgado”.

Esta ausencia de revanchismo y su confianza en la justicia es una de las cosas que más está sorprendiendo a los jóvenes, que no han mostrado, hasta ahora, interés en la gestión política del terrorismo, según subraya Ramos.