"Hasta tres veces me han pedido la misma documentación"

Los desatinos que ha sufrido Lorenzo Cobo (Mollerussa, Pla d’Urgell, 1963) con la tramitación de la Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC) podrían servir de guion para un sainete. Una, dos y … hasta tres veces le ha pedido la Generalitat la misma documentación. "Llegó un momento que decidí que ya valía de situaciones kafkianas y decidí recurrir la petición alegando que no tenía obligación de remitir documentos que ya había presentado", afirma. Este parado desde hace tres años es otro caso más de las denegaciones sinsentido de esta prestación.

Cobo acudió a tramitar la paga a las oficinas del Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC) en Lleida el pasado octubre, tras pedir cita previa telefónica. Lo que observó le generó una cierta desconfianza. "Los ordenadores se colgaban y era tal el caos que estuve casi tres horas para que realizaran los trámites. En vista de los problemas le dije a la persona que me atendió que escaneara todos los documentos que le entregaba porque ya no me fiaba de nada", cuenta. No habían transcurrido ni dos meses y recibió una carta de la Conselleria de Treball, Afers Socials i Families "para que presentara la documentación", alega.

Sellos y firmas

Hacia el mes de enero, volvió de nuevo a entregar el papeleo reclamado. Era la segunda vez. "Como estaba mosca, solicité que me sellara y firmara un documento un responsable conforme presentaba los papeles", señala Cobo. Pero ahí no quedó la cosa porque en abril a Lorenzo le llegó una nueva notificación en la que se le denegaba la prestación. ¿Con qué argumento? "No haber presentado la documentación", afirma entre indignado y sorprendido.

El afectado insiste: "Pueden inventarse cualquier cosa para no concederme la renta de ciudadanía, pero por favor qué no me digan que no he presentado los documentos que me pedían". Lorenzo espera ahora que resuelvan el recurso de alzada que ha presentado. "Pero temo que me vuelvan a pedir de nuevo los papeles", concluye. Y mientras espera que se resuelva esta esperpéntica situación, sobrevive con 435 euros que percibe de una prestación.