Lo que se espera de mí

Viiolencia infantil

Viiolencia infantil / Eva Filgueira

SUSANNA CAPELL AGUAYO. SAVE THE CHILDREN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hoy, casi cien años después de que la fundadora de Save the Children Eglantyne Jebb iniciara su trabajo a favor de las niñas y los niños que vivían en situaciones de conflicto bélico, nos encontramos en un mundo postmoderno que sigue a diario conviviendo con la violencia y su lamentable abanico de posibilidades.

Cualquier daño físico, psicológico, o actitud negligente y privativa, que se ejerza contra la infancia es injustificada e intolerable, por eso desde Save the Children exigimos una Ley Integral que proteja a todos los niños y niñas de todas las formas de violencia, como el maltrato, el acoso escolar, los abusos sexuales o la violencia de género.

Las denuncias por violencia machista entre las menores de edad aumentaron el año pasado en un 14,8%, según la Estadística de Violencia Doméstica y de Género del INE. Esta cifra nos muestra la necesidad de actuar de forma firme y efectiva ante este fenómeno al alza, que nos identifica como una sociedad en un escenario áspero donde la desigualdad que viven las mujeres en relación a los hombres sigue siendo una realidad y, desafortunadamente, nos indica que aún no hemos sido capaces de alcanzar la anhelada igualdad de género.

Las malas interpretaciones en relación al género nos conducen sin duda a situaciones poco equitativas e injustas, posicionándonos de una forma u otra por nuestro sexo en los diferentes escenarios cotidianos, como por ejemplo en el momento de escoger el baño que debemos usar. Las cargas de roles que culturalmente están aprobadas y aceptadas en el dualismo del femenino o del masculino, nos posicionan en la resistencia al cambio que requerimos para vivir en consonancia y equilibrio de la igualdad, independientemente de nuestra identidad sexual.

La sociedad ya sabe lo que espera de un ser humano, incluso antes de nacer, en función del resultado de la primera ecografía. La ropa, las aficiones, los juegos, los colores, la música, los estudios... No cabe espacio para la libertad individual, para el descubrimiento y conocimiento propio de “lo que soy” y “lo que siento”. Las familias, las madres y los padres, los educadores y educadoras, los profesores y las profesoras, o cualquier referente para la infancia, tienen un papel clave en poder determinar el rumbo al cual pilotamos en esta disciplina pendiente que abrace a las personas y no a sus sexos. Rompamos con lo preestablecido, y dejemos espacio para la posibilidad, la apertura y el respeto a cada ser. 

Sólo desde la prevención y sensibilización podremos poner fin a la violencia machista que niños y niñas viven a diario. Debemos poder acompañar a las niñas, los niños, y los jóvenes en su promoción emocional, e ilustrar por ejemplo cómo los celos enfermizos, el abuso de poder, o el acoso, son manifestaciones de violencia, y no la forma de expresar sentimientos de amor. Estas actitudes irrespetuosas que vulneran los derechos fundamentales y las libertades, no se pueden concebir como una declaración de estima a una persona. Eduquemos entonces desde la primera infancia con una mirada respetuosa a la diversidad y a la singularidad de cada ser humano.

Por eso, desde Save the Children creemos que es necesario incluir en el proyecto curricular de los centros educativos una nueva asignatura que permita educar en la igualdad, rompiendo las ideas preconcebidas a las atribuciones de género, que promuevan relaciones afectivas y sexuales igualitarias y seguras, permitiendo avanzar en la erradicación de la violencia contra las niñas y los niños. Por eso requerimos de una estrategia integral contra cualquier manifestación de violencia contra la infancia diseñando e implantando programas educativos y preventivos.

Como sociedad comprometida e implicada en los derechos de la infancia debemos disponer de mecanismos que eviten estas situaciones violentas, y comprender que las habilidades sociales se desarrollan desde la primera infancia, en el momento que empezamos a relacionarnos. Pongamos el foco entonces en esbozar nuevas formas de comunicación y relación que apunten hacia el respeto y el buen trato, rechazando la agresividad y el abuso.