la reforma de la fp

¿Algún electricista en la sala?

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María Jesús Ibáñez

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Las necesidades de las empresas por un lado. Y los gustos y expectativas de los estudiantes, por el otro. En Catalunya, hace años que se reclaman especialistas en Instalaciones Eléctricas y Automáticas o en Mantenimiento Electromecánico, pero, en cambio, los chavales prefieren formarse como Monitores de Actividades Físicodeportivas en el Medio Natural o como técnicos en Curas Auxiliares de Enfermería. En las dos primeras especialidades (las de electricistas), el pasado curso 2016-2017 quedaron vacantes casi 700 plazas en los institutos de formación profesional (FP) catalanes. En las dos últimas, sin embargo, ocurrió todo lo contrario: más de 2.800 personas se quedaron sin poder estudiar esos ciclos medios.

El desajuste entre oferta y demanda que sufre la FP genera cada año tensiones, frustración y muchos quebraderos de cabeza en los centros educativos a la hora de cuadrar horarios y encajar al profesorado. "La Administración debería tomar medidas para coordinar de una vez por todas la formación y el ingreso en las distintas especialidades", reclama Eduard Requena, portavoz de FP en CCOO en Catalunya. El sindicalista recuerda que la prometida Agencia de Formación y Cualificación Profesional, pendiente desde que se aprobó la ley de FP hace tres años, debería resolver esa situación.

Para el Consell Català de Formació Professional, no obstante, la solución al problema no la tienen solo las autoridades educativas. Cada año se analizan cuáles van a ser las necesidades de mano de obra de las empresas, asegura el organismo -vinculado a la Conselleria d'Ensenyament-, y la oferta de formación se ajusta en función de eso. "Hay sectores, como el industrial, donde la demanda de trabajadores cualificados es desesperante y en cambio cuesta muchísimo cubrir las plazas formativas que se ofrecen", explica su presidente, Jordi Ficapal. "Es cierto no obstante que hay algunas especialidades que tienen mucho éxito entre los jóvenes, pero luego tienen poca salida laboral, por eso la oferta de plazas para estudiarlas es más pequeña", agrega.

Un centenar de especialidades

En Catalunya se imparten actualmente un centenar de titulaciones de distintas especialidades profesionales, frente a las 330 que hay, por ejemplo, en Alemania. Y aunque todavía se pueden cursar estudios que habían sido creados con la LOGSE (aprobada en 1990) y que todavía no han sido modificados pese a que la ley orgánica de Educación (LOE) del 2006 así lo ordenó, la verdad es que la oferta no deja de cambiar de un año para el siguiente.

Para el próximo curso 2018-2019, Ensenyament ha anunciado la puesta en marcha de un nuevo grado medio de Actividades Ecuestres (vinculado a la actividad agraria) y de dos ciclos superiores de Gestión del Agua y Acondicionamiento Físico (para trabajar en gimnasios). También se creará uno de Mantenimiento de Embarcaciones de Recreo y otro de Enseñanza y Animación Sociodeportiva, que sustituyen a sendos títulos antiguos.

"Pero no se trata solo de reformar las viejas especialidades de la LOGSE, se trata también de cambiar la estructura organizativa de los centros educativos, de crear redes de colaboración con las empresas o de facilitar nuevos servicios y programas de emprendedoría, de innovación o de intercambio internacional, que existen pero son minoritarios", reclama Eduard Requena.

En la actualidad, pone por ejemplo el docente, "cada profesor debe dedicar una parte importante de su tiempo a buscar colaboraciones con compañías privadas para que sus alumnos puedan ir allí a hacer las prácticas".