SEGURIDAD VIAL

Detectives sobre asfalto: los Mossos cumplen 20 años investigando accidentes mortales

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Guillem Sànchez

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Cuando una madre, un marido o una hija mueren en la carretera, los familiares necesitan saber por qué ha ocurrido. "Y si no somos capaces de ofrecer una buena respuesta, esa pregunta les acompañará toda la vida", avisa el subinspector Francisco Cermerón, jefe del Área Central de Investigación de Accidentes (ACIA) de los Mossos d’Esquadra. Una unidad que olfatea la carretera en la que acaba de producirse un accidente con la misma nariz que usan los investigadores criminales en la escena del crimen. Y que examina el vehículo siniestrado con la misma lupa que el médico forense coloca sobre un cadáver. Horas y horas de trabajo invertidas en hacer aflorar la verdad en cada siniestro. Su conclusión también será decisiva para resolver cuestiones de responsabilidad civil, o incluso penal. Pero más importante que los litigios es calmar a las familias y encontrar información que después se usará para corregir errores. 

Hace 20 años, cuando los Mossos d'Esquadra cogieron el relevo de la Guardia Civil y se hicieron cargo del tráfico en Catalunya, varios cabos se desplazaron a Mérida para formarse en la investigación de accidentes de tráfico. Pero después, llegó el primer accidente. "Nos costó mucho empezar, cada siniestro nos parecía distinto y la teoría no siempre servía", recuerda Cermerón. Las herramientas que usaban eran un metro y una aplicación para dibujar un croquis. Con los años, y a golpe de sucesos tan trágicos como el del 20 de marzo del 2016 en Freginals (Tarragona), en el que fallecieron 13 estudiantes, o el 2 de abril también del 2016, cuando 7 personas perdieron la vida en Pont de Molins (Figueres), han ido aprendiendo a mirar el escenario de un accidente. Porque cuando los ojos están entrenados, lo ven casi todo.

60 accidentes cada año

La ACIA investiga, como norma, los accidentes más graves que suceden en Catalunya. Por orden de los juzgados que solicitan un informe pericial o porque se han producido más de dos muertes. Son unos 50 cada año. Las unidades de territorio investigan el resto de accidentes con heridos graves o con una víctima mortal, casi 800 anualmente. El presente no está siendo precisamente un buen año en seguridad vial. Entre el 1 de enero y el 3 de mayo del 2018 han fallecido 63 personas en la carretera y han quedado gravemente heridas 222. Es una cifra negrísima que supera ampliamente la cosechada durante el mismo intervalo del año anterior: 38 muertos y 246 heridos graves. En cada uno de estos siniestros ha habido Mossos averiguando por qué se habían producido. Todos usando el mismo método, algo que Cermerón insiste en que ha sido lo más difícil de lograr: procedimientos de trabajo que cualquier agente de tráfico pueda aplicar.

La fotogrametría

Los agentes usan una pértiga equipada con una cámara en el extremo que pueden activar desde el teléfono. De esta manera fotografían desde el aire y por sectores el escenario entero de un accidente. Después, en el despacho, y con ayuda de un ordenador, ensamblan las fotos y obtienen una vista aérea de todo lo ocurrido. Un plano en el que se aprecia, por ejemplo, la trayectoria que han seguido los vehículos desde el choque y hasta que se han detenido.

Las luces y las agujas

En las bombillas del alumbrado e intermitentes encuentran otro detalle significativo. Si estaban encendidas cuando chocaron, el filamento de la bombilla estaba incandescente y eso provoca que se deforme por la fuerza del choque. Así pueden saber si, por ejemplo, el conductor había activado el intermitente e inferir que estaba adelantando. Las agujas del velocímetro interesan porque a menudo se detienen de golpe al sufrir un impacto violento. Aunque para confirmar que efectivamente indican la velocidad a la que iba el vehículo, es necesario contactar con el fabricante para averiguar si la marcha engranada es compatible con las revoluciones y los kilómetros por hora.

La energía

"Cuando dos vehículos chocan sus carrocerías se hunden", explica el subinspector. A partir del modelo de auto y de su año de fabricación, medir cuánto se ha arrugado la chapa permite deducir la fuerza del impacto. Este dato se contrasta también con el coeficiente de fricción entre asfalto y neumático. Dos indicadores que combinados con el estado del pavimento y el tramo recorrido desde el impacto hasta que se detienen por completo -gracias al plano de la fotogrametría- ayudan a aproximar a qué velocidad se desplazaban cuando chocaron.

La caja negra

Los coches de última generación tienen en su interior un módulo de control de airbag. "Una caja negra como la de los aviones que no graba ni audio ni vídeo", aclara Cermento. Fabricantes como ToyotaChrysler o Volvo permiten a los Mossos acceder a datos registrados tan relevantes como saber si el conductor estaba girando el volante, si estaba pisando el freno o si el acompañante llevaba puesto el cinturón de seguridad.

Cámaras y testigos

Los Mossos también usan recursos habituales en la investigación de un homicidio. Revisan las cámaras de gasolineras cercanas, piden a las compañías telefónicas si alguno de los teléfonos de los conductores estaba en funcionamiento en el instante del impacto o interrogan a los testigos oculares, cuando existen. El cuerpo del conductor aporta el resto de información, sobre el consumo de estupefacientes o la ingesta de alcohol.

20 años investigando accidentes han entregado a los Mossos un conocimiento que deben devolver a la sociedad. Mensualmente se reúnen con los titulares de todas las vías para avisarles de problemas de seguridad detectados en algún punto negro. Información que salva vidas.