el problema de la vivienda

Francia destinará 6.000 millones a vivienda social y 80.000 pisos serán para jóvenes

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Eva Cantón

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El gasto en vivienda se lleva el 26% del presupuesto de los franceses en un país donde los alquileres son caros, especialmente en París, y las familias con pocos recursos se las ven y se las desean para tener un techo digno. Muchas se hacinan como sardinas en lata en 13 metros cuadrados, como revela un reciente informe de la Fundación Abbé Pierre que pone el foco sobre los serios problemas de alojamiento de 8,5 millones de franceses.

Detrás de bellísimas fachadas se esconden a menudo interiores en estado ruinoso. El parque de viviendas es exiguo y los pisos de nueva construcción escasos y prohibitivos. El único dato alentador es la tendencia a la baja del precio de los alquileres, un 2,5% menos en el primer trimestre del 2018 que en el último del 2017, situando la media nacional en 708 euros por 58 metros cuadrados.

En el contexto de un mercado sometido a fuertes tensiones, la administración francesa quiere aumentar en los próximos años la oferta de alquiler social, que es en la actualidad de 4,9 millones de pisos, a un precio medio 5,72 euros por metro cuadrado que varía en función de la ciudad. En la región parisina y en la Costa azul, sube notablemente. En París hay 230.000 viviendas de alquiler social.

El Gobierno galo destinará un presupuesto de 6.000 millones de euros a la construcción de vivienda social, 80.000 pisos serán para jóvenes, de ellos más de la mitad para estudiantes.

Reconversión de oficinas en desuso

Además, facilitará que los bloques de oficinas en desuso se reconviertan en viviendas, una medida que solo en París podría generar entre 10.000 y 20.000 nuevos alojamientos. También la alcaldesa de la capital, Anne Hidalgo, quiere aumentar el ritmo de edificación creando anualmente 10.000 nuevas viviendas, 7.000 de ellas públicas.

Para ser beneficiario de un piso oficial hay que ser francés, o extranjero con permiso de residencia, aunque también pueden acceder asociaciones que atienden a personas sin hogar o en situaciones de exclusión social. El nivel de renta, el tamaño de la unidad familiar y el lugar de residencia son los criterios que se tienen en cuenta para la adjudicación de viviendas sociales.

El Gobierno quiere que los inquilinos puedan acceder a la compra y destinar los ingresos de la venta (según sus cálculos serían unos 400.000 pisos al año, un 1% del parque público) a la construcción de más vivienda oficial. Además, cada seis años se reexaminará la situación del inquilino para proponerle, en su caso, un alojamiento más adecuado a sus necesidades.

Pisos turísticos

Como ocurre en Barcelona, en París proliferan los pisos turísticos y para evitar abusos la administración prepara sanciones más duras para los infractores. Si la plataforma que oferta el apartamento no incluye el número de registro de la vivienda, la multa puede llegar a los 12.500 euros, y a los 50.000 si alquila una residencia principal más de 120 días al año.

Índice de referencia

La duración de un contrato de alquiler de un piso vacío es de tres años. Al finalizar ese periodo, se prolonga automáticamente a no ser que el dueño quiera recuperar la vivienda.

El precio se fija al firmar el contrato y desde agosto del 2015 en algunas ciudades como París el propietario tendrá que consultar el Índice de Referencia de Alquileres que establece una horquilla de precios en función del distrito.

La ley fija también el aumento que puede experimentar anualmente el alquiler en función de un índice especificado en el propio contrato. El mercado está por las nubes si se trata de comprar. Un piso de segunda mano en París tiene un precio medio de venta de 8.450 euros el metro cuadrado.