entrevista

"La innovación educativa debe llegar también a la universidad"

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María Jesús Ibáñez

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Su agenda de estos días en Barcelona es intensa. Una conferencia en CosmoCaixa con maestros de infantil, primaria y secundaria; una reunión con responsables universitarios para ver cómo reformar el modo de impartir clases en los estudios superiores; sesiones de trabajo con organizaciones impulsoras de la innovación educativa en Catalunya... Y entrevistas con periodistas. La doctora en Educación por la Universidad de Chicago, Mmantsetsa Marope, actual directora de la Oficina Internacional de Educación de la Unesco, visita la capital catalana para explicar cuál es la prioridad del organismo que dirige: una reforma urgente para que las escuelas incorporen el aprendizaje basado en competencias. 

- ¿Cómo le explicaría lo importante que es este cambio a una familia que esté buscando ahora escuela para su hijo?

- Pues supongo que esa familia lo que querrá es encontrar un lugar en el que el niño adquiera conocimientos y habilidades, querrá que domine la tecnología y que sepa analizar los datos y la información y querrá, por supuesto, que tenga una buena actitud y unos valores. Y seguro es que esa familia desea también que su hijo sea capaz de utilizar todas esas competencias, ese saber, para realizar unas determinadas tareas, que sea creativo y autónomo a la hora de aplicar todo eso en el terreno práctico. Todo eso es aprender por competencias: la integración del conocimiento (que es básico y muy importante), de las habilidades, de la tecnología, de los datos y la información y de las actitudes y la disposición del alumno. ¿Qué le diría yo a esa familia que busca escuela? Que piense que su hijo no solo debe aprender, sino que también ha de saber cómo usar lo que aprende.

- Pero eso, al menos en Catalunya, ya lo están haciendo muchas escuelas, sobre todo en las etapas de infantil y primaria. Quizás donde está costando más es en secundaria.

- Este modelo de aprendizaje por competencias debería implementarse en todos los niveles. Y muy particularmente en la universidad, porque no es una metodología que solo sirva para los niños más pequeños. También debería utilizarse para formar a lo largo de la vida a los adultos que se reciclan profesionalmente.

- ¿Y cree que podrá convencerlos?

- Es que es necesario que vean que no es suficiente con dar al alumno un montón de conocimiento, un montón de información, hay que ofrecerle también los medios para que lleve todo eso a la práctica. No solo por su propio bien, sino también por el bien colectivo, por el de la sociedad en la que, en un futuro, va a desarrollarse como persona.

- Va a encontrar resistencias...

- Bueno, no estamos diciendo que se deba arrinconar ninguna disciplina, ni conocimiento, como algunos docentes y algunas familias temen. Es un error pensar que el aprendizaje por competencias desprecia los conocimientos tradicionales. ¡Al contrario! Esta metodología implica que su adquisición debe ser más profunda si cabe, porque luego se han de saber aplicar. Eso supone también una mayor carga para los profesores.

- Pero los profesores, que son los responsables de llevar a cabo esa transformación, soportan ya una sobrecarga de trabajo o les falta tiempo, muchas veces.

- Desde luego los profesores son claves en este proceso y necesitan recursos y mecanismos para reducir el tiempo que dedican a actividades rutinarias o no directamente relacionadas con la docencia. Creemos que aquí la tecnología debe tener un papel importante para ayudarles, por ejemplo, en el seguimiento o la evaluación continua. Existen ya plataformas que ayudan a los niños cuando empiezan a leer y permiten que el maestro vea cómo progresa.

- Y eso facilita entonces que el aprendizaje sea individualizado.

-¡Claro! Si el profesor ve que un niño avanza más rápido que otros, puede darle más contenido, enriquecer su aprendizaje. Y si ve que va más lento, puede prestarle mayor atención.La tecnología no sustituye la docencia, pero ahorra tiempo al profesor. Eso permite también que el profesor pueda hacer informes singularizados de cada alumno, en lugar de poner notas numéricas a partir de exámenes iguales para todos los alumnos.

-¿Pero los padres quieren saber qué nota saca su hijo?

- Sí, sí, lo comprendo, los padres quieren saber si su hijo es el primero de la clase. Eso requiere de un cambio cultural, por supuesto. Lo que ha de preocupar a los padres es saber cómo mejora su hijo, no cómo se encuentra respecto al resto de su clase.

- ¿Falta también formación para los profesores?

- Sí, también es muy importante. Necesitan formación, necesitan apoyo profesional de la Administración, no han de ver a los inspectores como alguien que viene a fiscalizar su trabajo, sino como alguien que viene a ayudarles. Y sobre todo, han de aprender de sus iguales, de las prácticas de otros profesores como ellos. Hay países, como la India, donde se han desarrollado aplicaciones para móviles en las que los docentes hacen consultas didácticas o plantean problemas del día a día y que son respondidas por otros profesores que se pueden haber encontrado en su misma situación. Es una comunidad de prácticas en la que los maestros se dan apoyo los unos a los otros, están interconectados. Esto es muy útil, por ejemplo, en áreas rurales, donde los docentes pueden sentirse muy solos.

- Aquí tenemos aún mucho camino por recorrer...

- No se trata solo de introducir tecnología. También puede haber apoyo personal, más tradicional. O con incentivos para que se reciclen, para que se tomen periodos de formación profesional.

- O sea, que los gobiernos deberían ponerse también las pilas.

- Bueno, no solo es tarea de los gobiernos. También el sector privado podría contribuir. Evidentemente lo público tiene un papel muy central, pero por qué una compañía tecnológica no puede crear una plataforma para profesores y, una vez creada, dejar que sean los profesores quienes la manejen, quienes la vayan ajustando a sus necesidades. Para estas cosas, no hemos de esperar a que los gobiernos actúen, las empresas y los propios profesores y las escuelas deben tomar la iniciativa.