INFORME DE SAVE THE CHILDREN

Infancia en Catalunya: cada vez más niños pobres

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Teresa Pérez

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La pobreza se ha enquistado en la población infantil de Catalunya. En los últimos siete años, desde el 2010 hasta el 2017, no solo ha seguido avanzando sino que, además, se ha incrementado. Casi 350.000 menores están en esta situación (uno de cada cuatro). Estos conmovedores datos se desprenden del estudio 'Aquí, avui, encara', sobre la situación de los derechos de los niños en Catalunya, elaborado por la oenegé Save the Children, que se presenta este lunes en Barcelona. En este marco, el informe alerta de que uno de cada dos víctimas de agresiones y abusos sexuales es un niño o una niña. Los menores sufren en mayor medida los delitos más graves y más violentos, es decir, aquellos que producen más daño físico. 

Los niños son el colectivo más afectado por la falta recursos económicos. El por qué se debe a que la infancia es el grupo que tiene menos ayudas sociales. La inversión en ieste colectivo no ha parado de bajar en los últimos años. Catalunya únicamente destina el 0,8% del PIB en protección social a los menores, por debajo del 1,3% de la media española y a años luz  de la europea (2,4%). Las cifras más recientes, del año 2015, revelan que solo el 14% recibía alguna prestación.

El 40% son monoparentales

Pocas ayudas y, además, las que existen “no son eficaces en la disminución de las desigualdades”, según constata el análisis de la oenegé. Por ello, los niños pobres cada vez están más empobrecidos. El 40% de las familias monoparentales están en situación de vulnerabilidad económica, lo mismo sucede con los hogares con empleo precario. La escasa renta y los elevados gastos de la vivienda obligan a “compartir pisos sobreocupados, ocupar ilegalmente y sufrir desahucios”, reconoce la organización. Como ejemplo revelador cita que la renta media mensual por persona en Catalunya es de 1.055 euros y el del alquiler ronda los 596 euros al mes.

Las consecuencias de la pobreza en los menores son contrastables, afecta a su desarrollo físico, emocional y cultural. Y además “da pie a una sociedad injusta y poco cohesionada”. Los autores del informe tienen depositada alguna esperanza en la Renta Garantizada de Ciudadanía, que entró en vigor en septiembre del 2017 en Catalunya, pero su implantación está prácticamente estancada.

La pobreza  castiga todas las parcelas de las vidas de los más pequeños: educación, sanidad, vivienda… El estudio de Save the Children informe constata que en “Catalunya  la universalidad de la cobertura sanitaria todavía no es una realidad”  y los gastos sanitarios no cubiertos acentúan la desigualdad entre los niños. Por ello, el informe recomienda que la inversión en gastos sanitarios “se haga en clave de equidad, pensando siempre en la garantía de acceso de los niños más vulnerables a todos los servicios que necesitan”.

Depresión y ansiedad

La escasez de recursos está vinculada a la obesidad, ya que existe una clara relación entre el nivel socioeconómico de la familia y la obesidad o sobrepeso. También desencadena transtornos mentales: el 7% ha padecido o padece depresión o ansiedad y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo de entre 15 y 29 años. Así por ejemplo, el abandono escolar prematuro aumenta entre los niños con menos recursos. El acceso a la educación también es especialmente crítico en los niños de hasta 3 años más desfavorecidos. Solo un 4% de los menores de origen extranjero asisten a la 'escola bressol'.

Menores maltratados

El porcentaje de niños víctimas de violencia machista aumentó el 68,7% entre el 2011 y el 2017. Según revela el informe de Save the Children en estos seis años, un total de 15 niños murieron a causa de las agresiones domésticas. El estudio constata que muchos pequeños son maltratados en su entorno familiar, en lugar de estar protegidos. Sufren daños físicos o emocionales de manera crónica. En ocasiones, la violencia se encubre como disciplina. Estas agresiones son solo la punta del iceberg, ya que el maltrato queda encerrado dentro del hogar. La gran mayoría de casos no se denuncian,  “se extienden en el tiempo y pueden tener consecuencias dramáticas”. Este tipo de agresiones es difícil de reducir a causa de su invisibilidad porque “se fundamenta en patrones sociales y culturales que se han de cambiar”.  En Catalunya, las bases jurídicas de la lucha contra la violencia en los niños “son muy frágiles” porque el Código Civil “todavía no prohíbe el castigo físico a niños".