ocio escolar

Niños con miedo a salir al recreo

Los expertos avisan de que en un patio mal gestionado se reproducen las desigualdades

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María Jesús Ibáñez

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Hay niños que tienen miedo a salir al patio. Prefieren quedarse en la clase durante la media hora de recreo de la mañana, leyendo o adelantando los deberes, en lugar de ir a correr un rato o a jugar con los demás niños y viven con auténtico pánico la casi hora y media del mediodía (si se quedan a comer en el colegio), porque allí, en el patio, es donde más fácilmente se despacha el acoso escolar o 'bullying'.

"El patio es un espacio vivo y, como tal, es normal que haya conflictos… En todo caso, las escuelas, y en particular los maestros y los monitores encargados del recreo, han de estar formados para saber resolver estos desencuentros o peleas entre niños", comenta Imma Marín, directora del estudio 'Los patios de las escuelas: espacios de oportunidades educativas', publicado por la fundación Jaume Bofill en el 2009.

No solo eso, prosigue Marín, el adulto que está en el patio (ella prefiere evitar el verbo 'vigilar' y se inclina más por 'prestar atención' o 'acompañar') debe tener también las herramientas necesarias para prevenir este tipo de situaciones.

"Como espacio educativo que es, el patio debe ser visto también como un lugar donde aprender a convivir y a compartir", dice. Los problemas con que se pueda encontrar allí un niño también le enseñarán a afrontar, cuando sea adulto, situaciones complejas. Además, "en un patio bien pensado, con una oferta de juego diversa y espacios para todos, no tienen por qué producirse conflictos graves", sostiene la pedagoga.

"Está comprobado que si dejas que el patio discurra sin una intervención educativa, se acaban reproduciendo en él las desigualdades sociales", agrega la autora del estudio de la Bofill, para el que se realizaron decenas de horas de observación en escuelas de muy distintas tipologías. El equipo redactor del informe viajó también al Reino Unido, donde se trabaja desde hace años en este ámbito.

Niñas invisibles

¿Y quiénes son los que lo pasan peor en el patio? "Las niñas inmigrantes. Bueno, quizás la idea no es que lo pasen mal: el problema es que son invisibles, el patio no está pensado en absoluto para ellas", afirma Marín. En su investigación, la educadora constató que, mientras los chicos suelen ocupar el espacio central de los patios con los juegos de pelota, las chicas se retiran a la periferia.

"Esa falta de visibilidad de las chicas se hace aún más extrema en las de origen extranjero, que quedan, a menudo, segregadas del resto de compañeras", observa Marín. "En cambio, los chicos extranjeros se incorporan fácilmente a las actividades del resto de compañeros, a través del fútbol".

Poner fin a ese dominio del juego masculino sobre el de las chicas (una forma de machismo que se impone desde la infancia, critican algunos colectivos) es otro de los objetivos de la transformación que están empezando a hacer los espacios de recreo. Para ello, "están apareciendo cada vez más empresas, compuestas por arquitectos, urbanistas y pedagogos", señala la experta.