HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL NAZISMO

Tropezar con el Holocausto

El artista alemán Gunter Demnig coloca 68 adoquines en distintos lugares de Catalunya en memoria de los catalanes deportados a los campos nazis

STOLPERSTEINE

STOLPERSTEINE / periodico

GEMMA VARELA

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En las aceras del centro de Berlín no es raro toparse con una stolpersteine, literalmente significa piedra para tropezar. Se trata de unos pequeños adoquines de latón que el artista alemán Gunter Demnig lleva colocando desde hace 25 años frente a las casas de las víctimas del nazismo. Demnig empezó su homenaje bajo la máxima de que "una persona solo es olvidada cuando su nombre es olvidado"; así que en las stolpersteine graba el nombre del deportado, la fecha de nacimiento y la de defunción, en el caso de que fuera asesinado por el régimen de Hitler. Se trata de tropezar con la historia para que no caiga en el olvido. Ya hay más de 60.000 adoquines en todo el mundo y durante la última semana Demnig ha colocado 68 en distintos pueblos y ciudades de Catalunya.  

Solo en Sabadell el sábado instaló 23, una de ellas en honor a Antoni Hilario Planellas, un soldado del ejército republicano. "Mi padre no quería ir a la guerra –explica roto de emoción su hijo Antoni-, era un hombre de paz, estaba contra toda forma de violencia, pero tuvo que alistarse". Al terminar la guerra civil, cruzó la frontera hacia Francia, pero le hirieron y le trasladaron a un hospital. "Después se lo llevaron". Fue deportado a Mauthausen y murió, con 37 años, en el campo de Gusen en enero de 1941. 

El proyecto 'Stolpersteine', en homenaje a las víctimas del nazismo, nació bajo la máxima de que "una persona solo es olvidada cuando su nombre es olvidado"

Republicanos exiliados en Francia

La gran mayoría de españoles que sufrieron los campos nazis –se calcula que cerca de 10.000- eran republicanos exiliados en Francia. Tras la ocupación, fueron capturados y enviados a campos de exterminio, principalmente al de Mauthausen-Gusen. Es el caso de Emili Ferrando Rosell, otro homenajeado sabadellense que luchó por la República en el frente de Aragón. "Tras la guerra se exilió a Francia, desde donde recibimos algunas cartas", explica su hija Roser, que apenas tenía unos meses de vida cuando su padre se marchó al frente.

Después le perdieron el rastro y durante más de 20 años, la familia de Emili no supo nada de él, hasta que alguien se puso en contacto con ellos para que cobraran una indemnización del gobierno alemán. Así descubrió que su padre había muerto en el campo de concentración de Gusen. Para Roser, "la iniciativa de Gunter Demnig –e impulsada por por el Memorial Democràtic de Catalunya- es un 10, ya que busca que la memoria perdure, que no se borre nunca". 

Centinelas contra el olvido

No es la primera vez que el artista alemán coloca adoquines en las calles catalanas –en el 2015, el pueblo de Navàs fue pionero- pero ha sido el más extenso. Además de en Sabadell, también se han colocado stolpersteine en Olesa de Montserrat, La Segarra, Granollers, Girona y en Els Guiamets (Priorat), el pueblo de Neus Català. La superviviente del campo de Ravensbrück, de 102 años, acudió junto a su familia al homenaje. "Es un honor poner una stolperstein a Neus, porque hay pocas que se puedan colocar a personas que todavía están vivas". Su hija, Margarita Català, agradeció en nombre de su madre –todo un símbolo de la recuperación de la memoria histórica- el acto y aseguró que estas piedras contribuyen a que la historia no sea algo abstracto y lejano. "Son como centinelas -añadió- que impiden el olvido de todas aquellas violencias infringidas. La realidad actual de numerosos países de Europa, dónde la xenofobia y la extrema derecha levantan la cabeza, nos muestra la gran necesidad de la memoria".