TRAS UNA CONSULTA POPULAR

California se convierte en el mayor mercado de marihuana lúdica

La venta y el cultivo de cannabis en el estado más populoso y rico de EE UU es legal a partir del 1 de enero

Encuentro de la industria del cannabis en Long Beach, California.

Encuentro de la industria del cannabis en Long Beach, California. / periodico

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la agenda de los activistas por la legalización de la marihuana, California ha ocupado siempre un lugar prominente. Fue aquí donde comenzaron los esfuerzos por acabar con la prohibición a finales de los años sesenta y fue también aquí donde se estrenó el experimento del cannabis medicinal, autorizado en 1996. Ahora todo está listo para que California vaya un poco más lejos. La sexta economía mundial, con una población cercana a los 40 millones de personas, se dispone a liberalizar la marihuana para uso lúdico. Desde este 1 de enero es legal cultivarla en casa y comprarla en los comercios autorizados. El nuevo marco regulatorio servirá además para reducir numerosas condenas de forma retroactiva y borrar los historiales delictivos que arrastran miles de californianos tras décadas de persecución policial contra el uso del cannabis.  

“Es un punto de inflexión, un momento histórico”, asegura Tony Newman desde la Drug Policy Alliance, una de las organizaciones más activas en la campaña para legalizar la marihuana. “El ejemplo de California servirá como modelo para otros estados. La nueva ley regula y tasa con impuestos el comercio de marihuana, pero también tiene un componente de justicia social más acusado que el de otros estados que ayudará a revertir los daños infligidos por la fallida guerra contra las drogas”. En la última década, 450.000 californianos fueron arrestados por delitos relacionados con la marihuana, una política que ha afectado desproporcionadamente a negros e hispanos. Muchos terminaron entre rejas, pero no acabaron ahí sus problemas porque, una vez fuera, su historial delictivo les ha cerrado las puertas de docenas de profesiones, les ha impedido vivir en viviendas de protección oficial, acceder a becas educativas o ha implicado la suspensión de sus permisos de conducir.

Iniciativa popular aprobada

Esa realidad tiene los días contados gracias a la Proposición 64, la iniciativa popular aprobada en plebiscito por una mayoría holgada de californianos en noviembre del 2016. Con la nueva ley en la mano, los mayores de 21 años podrán cultivar hasta seis plantas de cannabis en casa y comprar hasta una onza (28.5 gramos) de ‘hierba’ en los dispensarios autorizados. No se podrá fumar en lugares públicos ni tampoco venderla a menos de 300 metros de un colegio o un parque infantil. Tampoco podrá consumirse mientras se conduce.

Antes incluso de la legalización para fines lúdicos, California tenía ya el mayor mercado de marihuana legal de EE UU. El millar de dispensarios de cannabis medicinal repartidos por el estado generan cerca de 2.000 millones de dólares anuales en ventas. Pero con el nuevo nicho se aspira a mucho más. La industria espera generar unos 7.000 millones de dólares anuales, lo que supondría unos ingresos fiscales para las arcas estatales cercanos a los 1.000 millones. En Colorado y Washington, dos de los primeros estados en legalizarla, los impuestos recaudados han superado con creces las expectativas iniciales, según un informe de la Tax Foundation. Parte de ese dinero se ha reinvertido en programas sociales y educativos.

En California las ventas se tasarán con un impuesto mínimo del 15% que, en algunas jurisdicciones, podría aumentar hasta el 45% al sumarse los impuestos locales y estatales. Si bien existe la tentación de recurrir a elevados gravámenes, los tributos son un arma de doble filo porque cuanto más altos sean más difícil será acabar con el mercado negro.

42 licencias a partir del 1 de enero

La industria de la marihuana medicinal parte con ventaja en la nueva fiebre del oro que se avecina. Por el momento, el estado solo ha emitido 42 licencias para vender marihuana recreativa a partir del lunes. Ninguno de los establecimientos está en Los Ángeles o San Francisco, aunque se espera que ambas ciudades obtengan licencias a medida que toma forma el nuevo mercado. “Estamos construyendo un avión en pleno vuelo”, decía recientemente el senador estatal, Mike McGuire, para referirse a las dificultades de levantar en solo unos pocos meses el nuevo marco regulatorio.

Las piedras en el horizonte no son muy distintas a las que han enfrentado los cinco estados, más el Distrito de Columbia, que han legalizado hasta ahora el comercio de marihuana. Esta droga sigue siendo ilegal en el ámbito federal. Está clasificada como la heroína y, técnicamente, las autoridades federales tienen potestad para acometer arrestos y desmantelar negocios. Por el momento, impera una suerte de tregua, pero la prohibición acarrea ciertas consecuencias insalvables para los nuevos empresarios de la yerba. No pueden abrir cuentas en bancos asegurados por el Gobierno federal ni tampoco pedir préstamos, lo que obliga a la mayoría a trabajar con grandes sumas de efectivo.

Poco a poco, sin embargo, los partidarios de la legalización confían en superar los obstáculos. No hay marcha atrás, insisten. “Los estadounidenses han comprendido que es mejor tasar y regular la marihuana que encarcelar a sus usuarios. Como demuestran las encuestas, la legalización es demasiado popular para que haya marcha atrás”, opina Newman desde la Drug Policy Alliance.