EDUCACIÓN

El modelo de las becas de comedor aún tiene fisuras

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María Jesús Ibáñez

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Si los comedores escolares en secundaria son, de un tiempo a esta parte, una preocupación municipal, "porque aseguran un derecho a una población especialmente castigada durante la crisis", subraya la alcaldesa de Santa Coloma de Gramente, Nuria Parlon, en igual medida preocupa "la insuficiencia del actual sistema de becas de comedor en primaria, a pesar de lo que se ha avanzado en los últimos tiempos", añade Ignasi Giménez, presidente del Consell Comarcal del Vallès Occidental y alcalde de Castellar del Vallès.

Y aunque la cobertura de estas prestaciones se ha ampliado de forma espectacular en apenas tres años, gracias al cambio de criterios de concesión introducido, primero por la Conselleria d'Ensenyament y luego por el Parlament tras el pleno de la pobreza, las últimas cifras oficiales hechas públicas por la Generalitat señalan que un 16,9% de las becas de comedor que ya se han concedido este curso (quedan aún 6.200 peticiones pendientes de resolución) cubren la totalidad del menú escolar. El 83,1% restante son ayudas que solo permiten pagar la mitad del coste del comedor, lo que implica que las familias de los alumnos deben hacerse cargo del otro 50% del importe.

"Hay familias que se quedan por muy poco sin la beca completa, que se otorga en función de la renta", advierte Parlon. "Realmente las ayudas del 100% son muy improbables", corrobora Giménez. Ambos han puesto en marcha en sus municipios programas que acaban de completar, con fondos locales, la beca de comedor de la Generalitat. En Santa Coloma, este curso son 3.600 los estudiantes que reciben ese dinero, dentro del programa El menjador a l'abast de tots.

"Nos encontramos con muchos casos en que los beneficiarios renuncian a la beca porque no pueden hacerse cargo de la parte que les corresponde", explica Giménez. A algunas familias, sobre todo si tienen más de un niño en edad escolar, les sale más a cuenta que vayan a comer a casa, según han indicado en alguna ocasión fuentes del sector social. Con el riesgo de malnutrición que eso comporta, ya que todavía son muchos los hogares que no consumen las cantidades aconsejadas de productos frescos.

Siguen aflorando necesidades

Según la información facilitada el pasado 17 de noviembre por Ensenyament, hasta el momento se han otorgado 108.690 becas de comedor, 24.641 más que las que se habían concedido el curso pasado a estas alturas de año. Solo con el cambio de criterios aprobado durante el pleno de la pobreza del Parlament, que en marzo del 2016 garantizó la ayuda a las familias que vivieran bajo el umbral de la pobreza, afloraron en Catalunya 16.000 nuevos beneficiarios de estas ayudas, menores que hasta entonces no habían tenido la ayuda. 

En todo el 2016-2017, indicaba la conselleria en su comunicado de hace dos semanas, se dieron más de 106.000 ayudas, presupuestadas en casi 68 millones de euros. El curso anterior, Ensenyament había destinado algo más de 46 millones de euros para unas 85.000 ayudas. La partida económica, insistía el departamento de la Generalitat, está abierta, en función de las necesidades que vayan surgiendo. 

En el ámbito de las becas de comedor queda pendiente, además de ampliar la cobertura del 100%, la garantía por parte de la Generalitat del acceso a alimentos de alumnos de secundaria que no tienen comedor porque el centro hace jornada intensiva. También está por ver cómo se resuelve la alimentación en periodos no lectivos de los alumnos que la requieran, un aspecto que sigue en manos de ayuntamientos y oenegés en la mayoría de los casos.