El asesino de Isaac Rabin pide un nuevo juicio

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Igal Amir, autor confeso del magnicidio del primer ministro israelí Isaac Rabin en 1995 que cumple cadena perpetua por ello, solicitó hoy al Tribunal Supremo un nuevo juicio por "intento de homicidio", informan medios locales.

La semana pasada un consejero de la familia Amir, Mijael Ajur, dijo al diario "The Times of Israel" que la defensa alegará que su cliente no tenía que haber sido juzgado por homicidio y que un nuevo juicio deberá basarse en la acusación de "intento de homicidio", ya que, según el asesor, otra persona mató a Rabin precisamente cuando Amir se disponía a hacerlo.

"No decimos que Igal Amir no estuviera allí y tampoco decimos que no disparara. Pero existen pruebas de que sus balas no fueron las que mataron a Rabin", aseguró Ajur al periódico.

"Él estaba allí, pero él no lo mató. Debe ser considerado como intento de asesinato", añadió el consejero.

Yehoshua Reznik, que fue fiscal general de Israel de 1990 a 2000, declaró al rotativo que esto "suena a historia conspirativa", de las que a menudo propagan los acólitos de Amir, y añadió que en su opinión tiene muy pocas posibilidades de prosperar la petición de un nuevo juicio.

Hace veintidós años, el judío extremista Igal Amir, quien entonces tenía 25 años, disparó a Rabin tras una multitudinaria concentración por la paz en la Plaza de los Reyes de Tel Aviv.

Rabin, veterano militar y político, fue uno de los promotores del acuerdo de Oslo, firmado en Washington en 1993, donde en una ocasión histórica el entonces líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yaser Arafat, y el primer ministro israelí, tras una vida de enemistad, se dieron la mano bajo la mirada del presidente estadounidense, Bill Clinton.

Oslo es considerado por muchos el acuerdo que iba a marcar el inicio del fin del conflicto palestino-israelí, siendo la primera vez que ambas partes se reconocían, y en el que se acordaba un marco de autogobierno palestino limitado en los territorios ocupados de modo temporal, en espera del pacto definitivo.

Tras la firma del acuerdo, siguió una ola de atentados en Israel, llevados a cabo por grupos como Hamás, y también se generó una grave animadversión en la derecha israelí contra el Gobierno, ante el temor de que Rabin entregase asentamientos y obligara a evacuaciones forzosas.

En aquellos meses hubo rabinos de Cisjordania que escribieron que, según su opinión, sería aceptable matar al primer ministro y también hubo manifestaciones convocadas por la derecha en las que se oían cánticos de "Muerte a Rabin", según indicó el escritor Dan Ephorn en su libro "Matando a un rey".

Ephron escribió que la noche en la que Amir disparó dos veces a Rabin en la espalda el asesino confesó en comisaría que lo había hecho y, cuando se le informó de que Rabin había muerto, pidió licor para brindar por ello.