OPERACIÓN POLICIAL

Un farmacéutico de Reus estafa casi 600.000 euros dando pastillas caducadas a los ancianos

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Guillem Sànchez

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El volumen de medicinas que consumen los pacientes de un geriátrico es tan elevado que, a menudo, los centros más modestos piden ayuda a las farmacias. Esta tarea es importante para los ancianos pero, si se hace honradamente, no da mucho dinero al farmacéutico. Este no ha sido el caso de un boticario de Reus, que lo ha convertido en un negocio lucrativo precisamente porque lo ha ejercido sin ningún escrúpulo. Los Mossos d'Esquadra acaban de detenerlo, junto a su hermano, por estafar 564.000 euros a la Generalitat y por dar pastillas caducadas a sus pacientes. 

A través del Sistema Personalizado de Dosificación (SPD) -un blíster semanal en el que se distribuyen todos los medicamentos que deben ingerir los ancianos por franjas de mañana, mediodía, tarde y noche-, las farmacias ayudan a los geriátricos a saber qué pastillas deben administrar a cada paciente. Así se controla también que medicamentos recetados por médicos tan distintos como un podólogo o un neumólogo no estén contraindicados.

Los boticarios que preparan los blísters de las SPD deben manipular las pastillas en un espacio acondicionado para cerciorarse de que durante el trasvase de la caja del producto al blíster no se perderán las propiedades del medicamento. El Servei Català de la Salut (CatSalut), a través de sus inspectores, sigue de cerca los puntos homologados. Huelga decir que los medicamentos que componen el blíster deben ser aquellos recetados por los médicos. El farmacéutico de Reus (43 años) y su hermano (34 años) lo hacían todo mal. Y no por falta de atención. Sino porque ellos vieron en esta tarea una vía para enriquecerse a costa del erario público y de la salud de los inquilinos de varias residencias para la tercera edad de Catalunya. 

Modus operandi

El farmacéutico y su hermano, usando recetas de un médico que visitaba en una residencia de ancianos, montaron la estafa en un local clandestino de Esplugues de Llobregat. Hasta este lugar, fuera del radar de los inspectores del Servei Català de Salut, traían medicamentos caducados. Posiblemente los conseguían en su negocio de Reus, o directamente del 'sigre', un depósito para productos con la fecha de consumo vencida presente en todas las farmacias. A continuación, metían en el blíster de los ancianos las pastillas caducadas y enviaban la receta con el cupón -de la caja caducada- al CatSalut. De este modo, la Generalitat les pagaba a ellos un medicamento que habían obtenido a coste cero, o que ya no hubieran podido vender.

Según los Mossos, también estafaban de formas más creativas. Falsificaban recetas -y la firma del médico- para aumentar la cantidad prescrita y provocar que el CatSalut pagara más unidades de las que ellos entregaban en realidad. O cambiaban el nombre del medicamento recetado por otro más caro. En este segundo caso el paciente recibía el fármaco que le correspondía pero ellos incrementaban su margen de beneficio a costa de la Generalitat. En total, más de medio millón de euros defraudados.

La investigación de los Mossos ha encontrado en el almacén clandestino de Esplugues unas 700 cajas de medicamentos caducados y 3.700 recetas del CatSalut, muchas ya falsificadas. La Generalitat ha ordenado precintar la farmacia corrupta de Reus. Los dos hermanos, tras declarar ante el juez, han quedado en libertad con cargos.