La moda europea se organiza para fortalecer a sus creadores

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María D. Valderrama

Tras cuatro años de reuniones y trabajo, una treintena de asociaciones de moda concretan en Bruselas las bases de Federación de Moda Europea, una estructura única y permanente que favorezca la movilidad de los diseñadores y los profesionales de la industria con el apoyo de la Unión Europea.

Los preparativos tienen lugar en el marco de la cuarta edición de la Madifesto - Cumbre de Moda Europea, que organiza este 14 y 15 de noviembre la plataforma MAD, responsable de promocionar el diseño y la moda belga.

Este colectivo, que facilita la relación entre empresas y creadores, está en el origen de la iniciativa europea junto al Instituto de Moda Danés, Modalisboa o la Federación de Moda Báltica.

"Creemos que esta cooperación entre institutos de moda europea y organizaciones representa un primer paso hacia algo más estructurado que podría tener un potencial efecto en el mercado europeo y en la moda, y en la forma en la que los creadores podrán trabajar en el futuro", señaló Barbara Gessler, directora de la unidad Creative Europe, que abrió la jornada de ponencias.

El proyecto, que será apoyado con 2 millones de euros (2,3 millones de dólares), pretende además impulsar el diálogo entre los distintos agentes de la industria (diseñadores pero también artesanos, distribuidores e incluso escuelas de moda), y reforzar el intercambio de información sobre últimas técnicas.

También la propagación del "saber hacer" y la sostenibilidad figuran en el plan en el que, según Gessler, "pueden apreciarse los valores europeos".

El nombre de la federación, European Fashion Federation, ha sido decidido y anunciado este martes de mutuo acuerdo entre los distintos participantes (ocho países impulsores y otros 20 que respaldan las iniciativas), que tratan de hacer un frente común a los desafíos que atañen a la industria.

Así, especialistas de Macedonia, Dinamarca, Holanda, Francia o Inglaterra plantean la dificultad de mantener la independencia del diseñador en un contexto de grandes conglomerados, ponen sobre la mesa las dificultades en la continuidad de la artesanía y buscan nuevas formas de vender, adaptándose a las generaciones venideras y sus nuevas formas de consumo.

Uno de los temas que más preocupa es la sostenibilidad, cuando se conoce que la moda es la segunda industria más contaminante del planeta, responsable del 10% de las emisiones de dióxido de carbono.

"No es posible esconder la cabeza bajo tierra y encerrarte en la tradición. Tenemos que hacer cambios reales para asegurarnos que los graduados de mañana conocen las preocupaciones del sector", reclamó Leslie Holden, director del Instituto de Moda de Amsterdam, el único que ofrece de momento una formación en economía circular.

Para muchos de los colectivos y asociaciones que se implicaron en la celebración de estas reuniones, hace ya cuatro años, ha sido un alivio saber que las preocupaciones y problemas que enfrentan las pequeñas y medianas marcas así como los creadores emergentes son las mismas en toda Europa.

"Espero que consigamos movilidad para nuestros diseñadores emergentes porque en España tenemos un montón de escuela de diseño, más incluso que Bélgica, y nos gustaría que cuando se graduen puedan hacerse un hueco en la industria", pide Tatiana de la Fuente, responsable de relaciones externas del IED en Barcelona, que respalda también la estructura, junto a la Asociación de Creadores de Moda de España.

Especialmente desde 2008, el sistema imperante de la moda se ha visto comprometido y obligado a replantear numerosos aspectos, como el calendario de las pasarelas y el de los vendedores, cada vez más acelerados y con continuas presentaciones de colecciones, la interactividad digital en las redes sociales o la necesidad de crear nuevos tejidos.

Los campos de batalla son múltiples y todos coinciden en que la falta de una organización común ha ralentizado la creación de soluciones hasta la fecha,