LUCHA POR EL PATRIMONIO VALENCIANO

Los nuevos actores de la milenaria Tira de Contar

Los agricultores locales reviven la venta sin puestos en los mercados municipales

Nacho Herrero

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El origen de la Tira de Contar se remonta al siglo XII, pero sus principios siguen casi intactos, aunque no tanto sus protagonistas. En los tiempos de Jaime I, los agricultores de la vega de València vieron cómo se institucionalizó el derecho que habían adquirido en la época árabe de poder vender directamente en los mercados municipales de la capital sin necesidad de tener un puesto propio. Llegar, descargar, vender, cobrar, recoger e irse. De las filas en las que se tenían que poner los labradores viene el nombre de la Tira. El cambio de los tiempos había reducido su presencia a Mercavalencia, donde tienen una nave propia y cada madrugada, de cuatro a ocho, cerca de trescientos agricultores exhiben sus cosechas, productos de temporada y de proximidad.

El ayuntamiento acaba de invertir 800.000 euros en la renovación de un espacio que llevaba más de tres décadas sin tocarse. También ha editado un libro sobre La Tira y lleva a las visitas institucionales a verla, como ocurrió hace unas semanas con una delegación de empresarios indios. Precisamente son sus vecinos pakistanís los principales nuevos clientes de estos agricultores. Sus tiendas de frutas y verduras han copado la ciudad y cada noche van a comprar el género.

Época de bonanza

Parece que La Tira se encamina a otra época de bonanza. Desde hace unos pocos años en el Cabanyal y desde hace unos meses en el céntrico de Mossen Sorell, un puñado de agricultores ha devuelto esa tradición a los mercados de barrio. "Nos permite defender nuestro trabajo, el producto y el precio" explica Carlos Verdú, habitual los sábados en el mercado de El Carmen.

Él es otro de los nuevos actores. "Antes trabajaba en la construcción pero con la crisis me quedé sin trabajo. Tenía un huerto como pasatiempo y decidí dar el paso. Estoy muy contento con el cambio. Antes una familia vivía con 10 fanecades (una medida propia valenciana que equivale a la duodécima parte de una hectárea) pero ahora no. Puedo vivir de esto, justo, pero me llega" explica. En su caso, la apuesta es doble porque además su producción es ecológica y afirma que la respuesta es buena. "Se valora sobre todo que sea producto local y luego ecológico", asume. Y pide más conciencia al consumidor. Tal vez así se pueda cumplir el objetivo de ver cómo La Tira vuelve a todos los mercados de la ciudad.