La OCDE advierte del futuro del sistema de pensiones español

Un grupo de jubilados junto a una residencia de ancianos de Barcelona.

Un grupo de jubilados junto a una residencia de ancianos de Barcelona. / periodico

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El rápido envejecimiento de la población, sumado a los problemas para incorporarse al mercado laboral y mantener una carrera profesional de larga duración, amenaza las perspectivas de los futuros pensionistas españoles, que sufrirán una creciente desigualdad, y que en el caso de mujeres y trabajadores poco cualificados, dificultará el cobro de pensiones «decentes» en el futuro. 

Así lo advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su último informe, en el que se asegura que España se convertirá en el 2050 en el segundo país más envejecido del club que agrupa a las 35 economías más desarrolladas, solo por detrás de Japón. La ratio de dependencia alcanzará las 76 personas mayores de 65 años por cada 100 en edad de trabajar (aquellos de entre 20 y 64 años), frente a la actual proporción de 30 mayores de 65 años por cada 100 personas en edad de trabajar.

La OCDE subraya la incidencia especialmente aguda en España de las dos megatendencias globales que suponen el envejecimiento de la población y las crecientes desigualdades, particularmente en el caso de los jóvenes, que se han visto especialmente afectados por la reciente crisis económicas.

Baja preparación

«Lograr carreras laborales completas y con salarios adecuados se ha convertido en algo cada vez más difícil en general y particularmente en el caso de los jóvenes con bajos niveles de preparación», señala la OCDE en un informe sobre los desafíos para la igualdad que plantea el envejecimiento.

En este sentido, la organización con sede en París señala que los jóvenes españoles se han visto en desventaja respecto de las generaciones anteriores durante los últimos 30 años, sufriendo mayores dificultades para acceder a empleos estables (lo que acaba influyendo en la recaudación del sistema y en sus propias pensiones). Desde mediados de los 80, los españoles de entre 60 y 64 años han visto crecer sus ingresos un 25% más rápido que los de aquellos trabajadores de entre 30 y 34 años, una brecha que dobla prácticamente la diferencia del 13% registrada en el conjunto de la OCDE.

Asimismo, la institución subraya las sustanciales diferencias observadas en España entre trabajadores más o menos cualificados, mientras que persiste la brecha en trabajos y salarios entre géneros, con mayor incidencia entre las trabajadoras con baja cualificación.  «Garantizar una pensión decente será particularmente difícil para los trabajadores de baja cualificación y las mujeres, que a menudo abandonan el mercado laboral para cuidar de sus hijos y luego de sus padres», apunta la OCDE. Además, señala que la desigualdad de los futuros pensionistas también se verá exacerbada por el sistema en vigor, que vincula estrechamente las prestaciones recibidas a las contribuciones realizadas.

Fractura entre generaciones

En paralelo, entre los jóvenes de 15 a 29 años, el porcentaje de "ninis" -ni trabajan ni están en el sistema educativo ni en proceso de formación- todavía se sitúa en el 22%, seis puntos porcentuales más que antes de la crisis.

Pero el problema de la exclusión del mercado laboral afecta también a los activos de mayor edad, como lo pone en evidencia el porcentaje de los que tienen un empleo en el grupo de 55 a 64 años: un 49 % en España frente al 59 % de media en la OCDE.

Desde el estallido de la crisis financiera, la edad efectiva de jubilación, que había aumentado anteriormente, se ha estancado en torno a los 63 años, es decir por debajo de la edad legal.

Por todos esos elementos, la organización considera fundamental favorecer el inicio de la vida activa con una transición "suave" entre el sistema escolar y el laboral, limitar el impacto de las pérdidas de empleo y luchar contra el paro de larga duración.

Nacidos en los 60

Los autores del informe advierten de que en términos generales -no sólo para España- las desigualdades económicas y sociales entre los mayores corren el riesgo de agravarse conforme lleguen a la edad de jubilación las generaciones que han experimentado recorridos laborales más "irregulares".

El cambio se producirá a partir de los nacidos en los años 1960 y lo sufrirán sobre todo las personas con menor nivel educativo, cuya esperanza de vida es notablemente inferior: a los 25 años, casi 8 años menor que la de un joven con estudios universitarios.