El Pirineo vuelve a ser testigo de una espectacular migración de aves

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Mónica Timón.

El Pirineo ha vuelto a ser, durante los últimos meses, testigo de una de las migraciones de aves más masivas y espectaculares que cada año se registran de forma cíclica en muchos lugares del mundo.

Casi 60.000 aves migratorias de casi cien especies diferentes han sido avistadas desde los puertos oscenses de Somport y Portalet solo durante el mes de agosto, en su tránsito desde el norte de Europa, de donde migran debido al frío, hasta el continente africano, donde buscarán alimento y cobijo durante los meses de invierno.

Los datos han sido conocidos en el marco del proyecto Lindus 2, que comenzó hace dos años y finaliza en 2018; una iniciativa que se desarrolla en Aragón, Navarra y Francia, tres zonas situadas en la frontera pirenaica, con el objetivo de diseñar un Programa Integral Transfronterizo (PIT) para la defensa de la biodiversidad y la educación ambiental.

Los socios del proyecto Lindus 2, financiado en su mayoría por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), son la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), su homóloga francesa LPO y varias instituciones de Navarra.

El delegado de SEO/BirdLife en Aragón, Luis Tirado, ha explicado sobre el terreno a un grupo de periodistas que el objetivo del conteo y la identificación de las miles de aves que pasan por estos puertos es testar qué puesto de observación explica mejor su migración y cualquier cambio en sus rutas, con el objetivo de construir en esa localización un parapeto o refugio desde para estudiar mejor su comportamiento.

Las aves migratorias son además un indicador para evaluar cómo afecta el cambio climático a la naturaleza mediante el estudio de los posibles cambios que se producen en su comportamiento migratorio, como un alargamiento o acortamiento de la distancia que recorren o variaciones en las fechas de inicio y fin del viaje.

La ambientalista Marta Medrano es una de los cuatro técnicos de campo que sube tres días por semana al puesto de observación con su equipo de trabajo: un anemómetro para medir la velocidad del viento, un higrómetro para determinar la humedad del aire y el cuaderno de campo para apuntar sus avistamientos. Un equipo al que suman siempre los prismáticos y el telescopio.

La anotación de los datos de las condiciones meteorológicas es útil para estudiar cómo influye la meteorología en el paso de las aves; por ejemplo, qué tipo de viento o qué dirección es más favorable y a qué tipo de especie, ha explicado Medrano.

Esas condiciones marcan hoy 15 grados de temperatura; un viento muy suave de 12 kilómetros por hora; y una humedad de 46,6. "Hoy es un buen día, aunque no hay ni una sola nube y en días nublados es más fácil detectar las siluetas", ha agregado.

Su trabajo consiste en realizar una búsqueda activa y un rastreo de 360 grados con prismáticos para localizar, identificar, contar y anotar el número de ejemplares de cada especie que pasan por ese punto.

En la recopilación de datos también participan cerca de 8.000 voluntarios, a los que esta organización conservacionista quiere rendir homenaje en la celebración del Día de las Aves 2017, que se celebra los días 30 de septiembre y 1 de octubre.

El Pirineo oscense es uno de los lugares más emblemáticos en España para la observación y el estudio de las aves migratorias, junto con el Estrecho de Gibraltar, la población zaragozana de Gallocanta o el Parque Nacional de Doñana, entre otros.

Las aves migratorias "son especialmente sensibles a las mínimas perturbaciones en el clima", ha precisado Tirado, por lo que es importante conocer de qué manera se ven afectadas y qué se puede hacer para minimizar el impacto, por lo que "lo ideal es que los hábitats se encuentren en el mejor de los estados de conservación posible".