¿Cómo se hace la inserción?

Ayuntamientos catalanes explican cómo han trabajado en los últimos años el fenómeno migratorio

Ciudad de 120 lenguas_MEDIA_1

Ciudad de 120 lenguas_MEDIA_1

María Jesús Ibáñez / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las políticas migratorias han recaído, durante muchos años, en los ayuntamientos. Cada municipio ha aplicados, por tanto, decisiones distintas en función del número y la tipología de los extranjeros que le iban llegando. El mapa de la inmigración en Catalunya es, en consecuencia, muy desigual. Aquí van algunos ejemplos (de mayor o de menor éxito) de las políticas llevadas a cabo para la integración de los recién llegados y la cohesión social.

Mataró, la ciudad de las 120 lenguas

El municipio gestiona la inmigración desde 1960, y durante años, en solitario

Casi medio siglo lleva Mataró trabajando por la integración de los inmigrantes. En la ciudad conviven "un total de 120 lenguas distintas, pertenecientes a 104 culturas diferentes", explica Isabel Martínez, concejala de Benestar Social, Convivència i Política Social d’Habitatge en la capital del Maresme. Primero en solitario y ya más adelante con la colaboración de la Generalitat, Mataró ha sido pionera en políticas de acogida e integración de inmigrantes, en programas de diálogo interreligioso o en iniciativas para la inmersión de mujeres y jóvenes. "Desde los años 60, cuando empezaron a llegar los primeros senegaleses para trabajar en las cosechas de la patata y la cebolla y en el cultivo de la flor", señala la edila.

"Aquí lo de la segunda generación está casi superado, hay mucha gente de tercera generación… ¡y familias en las que ya está naciendo la cuarta!”, exclama. Por eso, prosigue Martínez, Mataró no "gestiona desde una política única el hecho migratorio, sino que lo hace, desde hace tiempo, desde un punto de vista más integral".

"No hay ciudadanos nuevos ni ciudadanos viejos", afirma esta jueza en excedencia que concurrió a las pasadas elecciones municipales bajo las siglas de CiU.

Esto se plasma, entre otras cosas, en un Plan de Convivencia "que está a punto de salir y que representa un paso más allá, tras los planes de Nueva Ciudadanía iniciados en el 2004".

Entre otras acciones, el ayuntamiento y las entidades locales trabajan desde hace ya unos años en, por ejemplo, campañas para erradicar los rumores y tópicos falsos sobre la inmigración. "También estamos tratando de implicar, cada vez más, a las mujeres, porque hemos observado que en ciertas comunidades ellas son un elemento esencial para poder avanzar", subraya Martínez.

Las escuelas del municipio, "aún muy segregadas, eso sí", admite la concejala, colaboran asimismo con diferentes iniciativas para la integración. "Y ahora, todos participamos en la elaboración de una guía de buenas prácticas, que forma parte de un programa europeo y para el que nos seleccionó la Universidad de Comillas", adelanta la representante municipal.

Badalona, el reto son los guetos

La ciudad vuelve a activar planes de copnvivencia, tras la etapa Albiol

Aunque su tasa de inmigración está algo por debajo de la media catalana (un 12,15% frente al 13,6% global, según datos del Institut d’Estadística de Catalunya del 2016), Badalona ha sido protagonista mediática en su historia reciente por su población extranjera. A principios de esta década, algunos discursos xenófobos cogieron fuerza entre las filas conservadoras de la ciudad: el Partido Popular llegó a editar un polémico folleto en el que se relacionaba inmigración con delincuencia, por los que su candidato, Xavier García Albiol fue juzgado y absuelto.

Esos mensajes, que algunos analistas consideran que dieron la victoria a Albiol en las municipales del 2011, culminaron con la suspensión de muchos de los programas de integración que se habían puesto en marcha en años anteriores.

El éxito de esas iniciativas había sido más bien discreto: Badalona es una ciudad con una profunda segregación residencial (con guetos en barrios como La Pau, La Salut y Sant Joan y Sant Antoni de Llefià), que se traduce a su vez en una marcada segregación escolar. Los inmigrantes se instalaron en zonas en las que la población tradicional era de etnia gitana, lo que desembocó a veces en serios problemas de convivencia.

Lo primero que hizo el actual equipo de gobierno municipal, encabezado por Dolors Sabater (Guanyem Badalona), fue designar a Fàtima Taleb, mujer y musulmana, como concejala de Participación y Convivencia. En los algo más de  dos años que lleva en el cargo, uno de sus objetivos ha sido "acabar con los estereotipos que existen respecto al colectivo musulmán desde la administración pública".

Para ello, por ejemplo, desde el pasado marzo, una docena de jóvenes, de orígenes culturales muy diversos, realizan tareas de mediación recorriendo las calles de la ciudad y detectando posibles problemas de convivencia y de incivismo. El propósito es anticiparse y evitar conflictos.

"Es uno de los ejes del gobierno municipal: velar por la integración social", explicaba Taleb en la presentación del programa, que complementa "la labor transversal que realiza el ayuntamiento y que implica a muchos ámbitos de la sociedad".

L’Hospitalet, combate al radicalismo

La ciudad prioriza la educación como herramienta para la integración

Que una ciudad como L’Hospitalet haya puesto en marcha un programa para prevenir la radicalización de sus jóvenes, ¿significa que está teniendo problemas con grupos de extremistas o yihadistas? "No, no es una necesidad real, es un programa preventivo, que se engloba dentro de una iniciativa promovida por el foro de ciudades europeas por la seguridad urbana en el que L’Hospitalet participa desde hace años", aclara Òscar Negredo, técnico del ayuntamiento barcelonés y responsable del plan.

La experiencia, una de las múltiples acciones que lleva a cabo el consistorio para la integración de los jóvenes inmigrantes, "busca que estos chavales sean capaces de mantener sus dobles o triples identidades", dice Negredo, sin entrar por ello en contradicciones. "Nos preocupa, por ejemplo, que haya jóvenes que justifiquen la violencia y, con este programa, esperamos que esto deje de ser así", señala el técnico social, que incluye en el mismo paquete a bandas latinas o movimientos neonazis.

En L’Hospitalet, la segunda ciudad de Catalunya en número de habitantes, cuenta con un 18,19% de población de origen extranjero. A diferencia de Badalona, en L’Hospitalet la llegada de inmigrantes se realizó de manera distribuida, sin que surgieran guetos o barrios exclusivamente ocupados por una única cultura u origen. "No hay ningún barrio en que solo convivan los musulmanes", detalla Òscar Negredo.

"Ha sido una ciudad que ha trabajado de forma particularmente existosa el diálogo interreligioso", destaca el secretario de Migracions de la Generalitat, Oriol Amorós. Y elogia iniciativas como la del colegio público Joaquim Ruyra, una comunidad de aprendizaje del barrio de La Florida, en el que el 95% del alumnado es de origen extranjero y que consigue resultados equiparables a los de algunos colegios privados de élite.

"Trabajamos para que todo el mundo se sienta de aquí y para que todo el mundo acepte que cualquiera puede ser de aquí", indica Negredo, que explica cómo a la reciente inauguración de un oratorio musulmán en el municipio acudió todo el vecindario en bloque, incluido el párroco de la iglesia católica más cercana.