OPERACIÓN DE MOSSOS Y CNP

Robar un banco jugando a los 'parecidos razonables'

Guillem Sànchez / Barcelona

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Una banda de treintañeros afincados en Barcelona y Sant Cugat del Vallès llevaba desde el 2012 viviendo a cuerpo de rey con dinero sustraído a los bancos. Su modus operandi era tan simple como jugar a los 'parecidos razonables'. Se calcula que así han sacado más de un millón de euros de varias oficinas españolas –en una de Badajoz consiguieron 35.000 euros, en otra de León, 30.000–. 

La primera fase del plan consistía en comprar DNI robados. Cuando fueron detenidos, tenían en su poder 1.300 carnets de identidad. Los habían conseguido "en el mercado negro", explica Toni Mariscal, inspector de la Unidad central de delitos económicos de los Mossos d’Esquadra. Muchos de los documentos habían sido sustraídos. El resto, extraviados. Una persona sintecho confirmó a los investigadores que él les había vendido uno.

Frecuentemente, el DNI adquirido estaba dentro del compartimento de una cartera que contenía también tarjetas bancarias. Eso facilitaba las cosas a los estafadores, que averiguaban de paso en qué banco tenía los ahorros el dueño. Segunda fase en marcha.

Fabricando impostores

"Buscaban personas que se parecieran a la fotografía del documento", detalla Mariscal. Los elegidos eran casi siempre de su propio entorno, y colaboraban a cambio "de una comisión". Cinco de los nueve detenidos lo son porque asumían el protagonismo en este segundo escalón de la organización. Decidido el candidato, pasaban a aderezarlo. Si hacía falta, se pasaba por la peluquería. Después, al escenario. 

El impostor se sentaba frente al empleado de una entidad bancaria y se identificaba con el DNI sustraído. Le contaba que le habían robado la cartera, que era de fuera (posiblemente por eso a menudo decidían viajar por España y estafar allí con identidades falsas de Catalunya) y que necesitaba dinero. El cajero miraba la fotografía, a la persona que tenía delante, y obedecía. Sacaban dinero o lo movían a otra cuenta corriente.

Esta estafa no es nueva. Si es, sin embargo, la primera vez que una banda organizada la usa tan coordinadamente. "No sabemos en cuántas ocasiones fracasaron porque nadie denuncia los intentos", señala Mariscal. Pero lo que está claro es que a menudo funcionó

Perseguir caras

Tras las primeras denuncias, los Mossos se dieron cuenta de que no se trataba de "hechos aislados". Por eso los conectaron y llamaron al Cuerpo Nacional de Policía (CNP), para que investigara los que quedaban fuera del territorio catalán.

Las pesquisas no han resultado sencillas. Gracias a las cámaras de seguridad sabían el aspecto que tenían los impostores pero no quiénes eran, dado que las transacciones siempre se hacían a nombre de las personas suplantadas.

Lograron arrestarlos a todos el 11 de julio. Los dos líderes -con antecedentes penales- entraron preventivamente en la cárcel. Los siete restantes lo harán presumiblemente cuando llegue el juicio oral porque las pruebas "son sólidas", mantiene el inspector. 

En esta estafa, "las víctimas no eran las personas suplantadas, los que han perdido el dinero han sido los bancos", subraya Mariscal. En cuanto los clientes detectaban el movimiento monetario en su cuenta corriente, se presentaban en la oficina y pedían explicaciones. Las grabaciones de las cámaras de seguridad probaban que ellos nunca habían estado allí. A los bancos no les quedaba más remedio que ponerlo de su bolsillo. En el fondo, el mecanismo para estafar a las entidades era tan sencillo que demostraba que, aunque la ciberseguridad es el gran reto del futuro, los delincuentes todavía tiran de la vieja escuela