presunto timo piramidal

Un foro empresarial ya alertaba en el 2011 sobre el 'Madoff catalán'

Antoni Mas Samora

Antoni Mas Samora / periodico

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A Antonio Mas Samora, el promotor musical de Barcelona que con sus empresas de publicidad ha construido una monumental estafa piramidal que ha defraudado 200 millones de euros a unas 500 personas, le calaron enseguida los miembros de un foro empresarial ya en el 2011. En una conversación que sigue abierta en la web de 'Rankia', todos tuvieron claro que en las propuestas que les ofrecía el empresario había gato encerrado.

El hilo lo iniciaba un usuario que pedía información sobre la empresa: “ATA Producciones y Eventos Barcelona 2003, S.L. CIF: B63077333”. Añadía que por invertir en esta compañía ofrecían “una rentabilidad mensual del 5%”. “¿Sugerencias o recomendaciones?”, pedía la resto de miembros de la comunidad virtual.

AVISO A NAVAGANTES

“¿Rentabilidad anual del 60%?”, respondía el primer forero –multiplicando el 5% mensual por los 12 meses del año-, “muy factible, sí señor”, ironizaba. Y se despedía con un aviso sobre un negocio de estas características: “Ni olerlo”. La siguiente respuesta era más contundente, y ante una promesa de beneficios tan por encima del mercado, aconsejaba sin más al usuario que huyera. El tercero en opinar recordaba el caso de Nueva Rumasa para subrayar que incluso esta empresa ofrecía un beneficio menor que el tinglado de Antonio Mas Samora.

El cuarto en saltar al ruedo en el foro digital se había tomado la molestia de examinar ATA Producciones y Eventos Barcelona 2003, S.L. y explicaba que era una empresa que se dedicaba a “la organización de eventos”. “Sería interesante, solo por curiosidad, saber con qué argumentos pretenden dar una rentabilidad del 60% anual”, se preguntaba el forero.

"UN CHIRINGUITO"

El usuario que había pedido asesoramiento agradecía los avisos y reconocía que las promesas de Mas tenían una pinta “rara”. La ciberdiscusión seguía con otros usuarios que proponían enlaces a otro hilo que prevenía sobre promesas de rentabilidad tan elevadas o destacaban que la empresa de Mas era “un chiringuito” que tenía tan solo un capital social de 3.000 euros y un tope de “cinco” empleados.

El último en entrar en acción, al ver las dimensiones de la compañía que estaba asegurando a sus inversores unos beneficios del 60%, zanjaba que el promotor catalán ni siquiera estaban guardando “las apariencias”.

Había acuerdo entre todos los participantes en que nadie puede repartir estos dividendos. Y, menos, una empresa tan pequeña dedicada a organizar eventos musicales. De ahí la curiosidad de conocer “los argumentos” que daba Mas para seducir a los inversores. Todos ellos olieron enseguida el hedor a fraude que emanaba de aquella compañía.

Y, sin embargo, a pesar de que las alarmas entre la mayoría de empresarios de esta página habían saltado, al final terminaron picando en la estafa de Mas inversores de todos los tamaños