Las familias denuncian irregularidades en cinco residencias públicas de ancianos

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TERESA PÉREZ / BARCELONA

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Los familiares de usuarios de cinco residencias de ancianos de la ciudad de Barcelona han denunciado ante entidades, partidos políticos y organismos el deterioro de las instalaciones y la falta de personal que sufren estos centros. Esta situación afecta a unas 500 personas atendidas en las residencias Mossèn Vidal i Aunós, Bon Pastor, Bertran i Oriola, Alchemika y El Molí. Las familias han constituido una coordinadora para reclamar una “atención digna” y han iniciado campañas de recogida de firmas para la “inmediata reposición del personal”. También desde la federación de asociaciones de vecinos de Barcelona (FAVB) se ha impulsado la creación de la Plataforma SOS Gent Gran Barcelona Viure amb dignitat para luchar contra "el deterioro creciente en la atención" y la reclamación a la Administración para que ponga los medios para lograr "el grado de dignidad que necesitan los mayores". 

El funcionamiento de los cinco recintos denunciados por las familias se deterioró hace algo más de un año cuando la gestión cambió de manos y se adjudicó a la UTE Ingesan, filial de la Constructora OHL.Las residencias son de titularidad pública, dependen de la Conselleria de Treball, Afers Socials i Famílies, con quien la coordinadora tiene pendiente una tercera reunión el 4 de julio, “ya que hasta ahora no se ha notado ninguna mejora”, asegura María José Carcelén, abogada y representante de la Vidal i Aunós.

La coordinadora denuncia reducciones de plantilla y bajas laborales que no se sustituyen, deterioro del material, deficiente calidad de la comida e ineficaz atención médica. Los familiares creen que estos hechos tienen su origen en el pliego de condiciones de las adjudicaciones, ya que se adjudicaron entre el 6% y el 14%  por debajo de la propuesta de la Generalitat y "solo se valoraron los criterios económicos y no de calidad", apunta Carcelén.

DESHIDRATACIÓN

La residencia Vidal i Aunós, en Sants-Montjuïc, tiene dos gerocultores (el personal de atención directa a los ancianos) por cada 28 usuarios. Este personal es el que baña, viste, lleva al lavabo y da de comer a los ancianos. “La escasez de personal hace que se les cambie menos veces de las necesarias lo que les provoca infecciones de orina y llagas”, afirma Carcelén. En El Molí, en Nou Barris, “solo en una semana hubo tres ancianos deshidratados y otro sufrió una intoxicación de medicamentos”, asegura Mari Carmen Murcia, representante de las familias. La ingestión de fármacos a menudo es problemática: muchos ancianos no pueden tragar las pastillas y las trituran en la comida, pero si no se terminan el plato, la medicación se queda a medias. No es raro, además, ver “pastillas por el suelo o a personas jugando con ellas”, explica Antonia Almenzar, portavoz del Bon Pastor. 

La coordinadora también critica "la ineficaz atención médica" y reclama una enfermera las 24 horas. En Alchemika, en Clot-Camp del Arpa, "cada semana había un médico distinto", relata Conchita Ribera, representante de las familias. Andrés Pérez, portavoz de la Bertran i Oriola, de la Barceloneta, enumera el estado del material: "Sillas de la ducha oxidadas y sucias, pocas toallas, sábanas desgastadas...". 

Pese a ello, la empresa que gestiona estas cinco residencias asegura que está "cumpliendo lo establecido en cada uno de los contratos y pliegos". La Conselleria de Afers Socials lo confirma, pero aclara que "las ratios están muy ajustadas" y "no descarta hacer un nuevo concurso que permita aumentar la presencia de profesionales". Además ha reclamado a Ingesan "la necesidad de establecer un plan de choque para recuperar la credibilidad perdida ante los usuarios".