Curiosidad, sexo y autoestima desde el móvil

La mayoría cree con estas redes no se encuentra el amor, sino sexo fácil

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PAULA MORI / BARCELONA

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Cinco de la tarde, delante de la tienda Apple de la plaza de Catalunya. Dos personas que han contactado a través de una aplicación de ligues están a punto de conocerse, nunca antes se han visto en persona. Tampoco saben si se gustarán, si conseguirán conectar y mucho menos las intenciones con las que va la otra persona. Esta situación se está normalizando entre los jóvenes (y no tan jóvenes); cada vez es más común tener estas 'app' instaladas en el 'smartphone'.

La aplicación por excelencia entre los más jóvenes es Tinder y la conocen desde hace unos dos años. "La gente hablaba de esta aplicación. Tuve curiosidad y me la instalé para darme la oportunidad de conocer gente nueva", cuenta Elena, una joven de 20 años.

"Más que nada lo uso por entretenimiento puro y duro", explica Marta, una chica de 21 años que, no obstante, todavía está ilusionada: "Siempre tienes la esperanza de encontrar a alguien, pese a que lo más seguro sea que no". 

CONOCER GENTE NUEVA

Marc, un homosexual de 19 años cuenta que él se la instaló con la idea de encontrar el amor. "Los heteros lo tienen más fácil para conocer a gente, en el mundo gay o te vas a una discoteca de ambiente, o tienes amigos que te presentan a amigos, o te descargas aplicaciones de estas. Es una buena forma de conocer gente nueva".

Durante los dos años que lleva usándola, ha hablado con muchos chicos y ha llegado a quedar con unos 10. "Me gusta quedar rápido. Si no ves al otro en persona nunca sabes si realmente te puede llegar a gustar. Y eso es perder el tiempo", dice, y entre risas confiesa que a pesar de haber tenido alguna relación sexual, no ha llegado a nada serio con nadie. Pero él no se rinde y sigue buscando; cuántos dolores de cabeza provoca el amor.

UN PROBLEMA DE DESCONFIANZA

A la hora de llegar a tener un encuentro, los jóvenes coinciden en que hay que tener cuidado. "Las noticias de tragedias por este tipo de cosas aparecen mil veces en los diarios", dice Cristina, una chica de 22 años que muestra desconfianza hacia estas redes. Elena coincide con ella: "Da cierto miedo, has hablado por un chat pero nunca lo has visto en persona". Para saber más de una persona y llegar a confiar, Marc dice que lo que él suele hacer es pedir el Instagram y Whatsapp. A pesar de esto, sigue prefiriendo quedar en sitios públicos y cuenta que lo que más le choca cuando se encuentra con la persona es "la voz y la altura".

Cristina actualmente no tiene ninguna aplicación de este tipo, pero hace unos años se registró en Adoptauntio. Confiesa que ella no buscaba encontrar el amor sino que más bien tenía que ver con la autoestima. "Subir una foto tuya y que se interesen por ti porque te consideran guapa, sube la moral", explica. Este sistema que lo basa todo en la foto es el que disgusta a Elena, que considera que son redes "muy superficiales". "Si no te gusta su cara no le das la oportunidad", dice.

INTENCIONES DISTINTAS

David, un chico de 19 años, afirma que para él "es una aplicación para ir a cara o cruz; puedes hallar lo que buscas o encontrar todo lo contrario". Todo depende de las intenciones que tenga cada persona, cada usuario ha tenido experiencias diferentes. Nora, una estudiante de 20 años, confiesa que ella no ha llegado a encontrar a nadie que consiguiese llamar su atención y se la desinstaló, pero explica: "Un amigo mío conoció a su novio por allí y actualmente están viviendo juntos en Noruega". Todo es posible.

Pese a que cada vez es más normal el uso de estas aplicaciones, la gran mayoría de jóvenes concluye que realmente no se busca el amor, sino más bien pasar el rato y sexo esporádico de una manera fácil y rápida. Quizás será cierto que el amor llega cuando menos te lo esperas.