Frenar la progresión del párkinson, "el gran reto" de los próximos años

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El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa y hasta ahora ningún tratamiento ha demostrado un efecto modificador de la misma, por lo que "el gran reto de los próximos años" será detener su progresión para lograr que no sea tan incapacitante.

Y en esa dirección van la mayoría de las investigaciones que se están llevando a cabo, ha asegurado el doctor Juan Carlos Martínez Castrillo, jefe de la unidad de enfermedades neurodegenerativas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid durante una jornada con motivo del Día Mundial, organizada por la Asociación Parkinson Madrid.

"Frenar y curar la enfermedad casi podría ser lo mismo; si se consigue detener su progresión como el tratamiento sintomático es muy eficaz probablemente conseguiríamos que no fuera el trauma que supone ahora para los pacientes y sus familias", ha señalado.

"¿Estamos lejos de conseguirlo?. Es difícil de decir", reconoce este especialista.

Aunque no se sabe con exactitud cuántas personas tienen párkinson en España, se estima que puede haber entre 160.000 y 300.000, "un rango muy amplio".

El diagnóstico sigue siendo clínico y se dan "errores importantes durante los cinco primeros años" en los que se puede confundir con otras enfermedades. "No hay ninguna prueba de diagnóstico definitiva", ha explicado.

Durante este año o como muy tarde el próximo se va a realizar un ensayo clínico internacional en busca de tratamientos que modifiquen la enfermedad a través de fármacos, genes o células modificadas.

Se llevará a cabo en grandes hospitales de todo el mundo y no es de descartar que se incluya a algún centro español, ha señalado.

En la actualidad el tratamiento estándar es el denominado levodopa que logra que se reviertan prácticamente los síntomas, pero solo durante un periodo de entre dos o cinco años, lo que se conoce como "luna de miel", ha señalado el doctor.

También desde 1995 se viene realizando en España una técnica que consiste en la implantación de un electrodo en el cerebro que consigue que los pacientes no tengan tanta necesidad de medicación y se controlan tanto las discinesias (movimientos involuntarios) como los bloqueos.

Alrededor del 10 % de los pacientes son candidatos a esta técnica, que no está recomendada en mayores de 70 años.

El doctor ha precisado que se trata de una enfermedad "muy heterogénea", por lo que "quizá algún día habrá que hacer un traje a medida que llevará a que el tratamiento también sea a medida y ese es el reto de los próximos años".