"Hazme un Ramon Casas"

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J.G.ALBALAT / G.SÀNCHEZ / BARCELONA

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El teléfono móvil vibró sobre la mesa de un local del barrio de Lavapiés, Madrid. El pintor se limpió las manos en un trapo con pegotes de todos los colores. Cogió el aparto y lo aprisionó entre la oreja y el hombro. Parecía que la conversación iba de arte con su interlocutor, pero en realidad eran solo negocios:   

-(…) Hazme un Ramon Casas… y luego me haces un (Isidre) Nonell… Pero házmelos grandes.

-Dos piezas de esas… son 500 euros. 

-400, son 400 (...) y esta vez que sean guapos. Una gitana guapa. Una cosa más alegre. No tan ininteligible.

-Pero es que es lo que hacía (Nonell). No hacía más que gitanas y las hacía siempre ‘agachás’ y pidiendo limosna. Nunca hizo una mujer guapa, en su vida.

Esta llamada teléfonica fue grabada por agentes de la Unitat Central d’Investigació de Patrimoni de los Mossos d’Esquadra. Y es una prueba contundente contra dos estafadores que han sido desenmascarados con la colaboración de la Guardia Civil. Han timado mucho, sobre todo a empresarios, endilgando cuadros falsos de grandes pintores del XIX y del XX. Algunos de los autores plagiados son de la talla de Ramon Casas (fallecido en 1932), Eliseu Meyfren (1940), Joaquim Mir (1940), Santiago Rusiñol (1931) o Isidre Nonell (1911).

El secreto estaba en Lavapiés: un vendedor de ropa usada en El Rastro con talento para imitar el trazo y la textura de grandes genios modernistas. Los dos estafadores le encargaban cuadros como los de Casas o los de Rusiñol y le pagaban 200 euros por unidad. Ellos podían llegar a venderlos por un precio que multiplicaba los beneficios por 10 o por 20. 

DOS ESTAFADORES PROFESIONALES

Los dos embaucadores que colocaban la producción apócrifa actuaban por separado. A.F. visitaba a los compradores con una carpeta bajo el brazo repleta de fotografías de cuadros de estos pintores. Cuando alguien picaba y se interesaba por alguno de ellos, llamaba al artista para ordenarle que dibujara un cuadro como los que pintaba del autor escogido por la víctima. Los Mossos han podido encontrar a tres víctimas distintas de A.F. En suma les habría colocado pinturas falsas por un valor total de 76.000 euros

Para relacionarse con las víctimas tenía un número de teléfono que solo utilizaba para este empeño y se presentaba con una tarjeta de visitas falsa. Con estas precauciones, si algo salía mal, se deshacía del número de teléfono y le resultaba sencillo desaparecer.

A. J., por el contrario, vendía los cuadros que encargaba al plagiador en una casa de subastas de la zona alta de Barcelona. Lo hacía, presuntamente, de común acuerdo con el responsable de esta sala, que compraba las pinturas y las revendía sin pedir ninguna factura. Tanto A. F. como A. J. cuentan con un historial repleto de estafas.  

UN 'CASAS' ACTIVA LAS SOSPECHAS

La primera sospecha saltó en verano del 2016, cuando una víctima se dio cuenta, tras haber pagado 7.200 euros por un cuadro supuestamente de Casas, de que los datos de la tarjeta de visita del marchante de arte eran falsos.

El cliente sospechó que si el vendedor necesitaba una identidad falsa tal vez fuera porque la pintura que acababa de comprar no sería auténtica. Le pidió a un conocido galerista de la ciudad, experto en Ramon Casas, que evaluara la pieza. No lo era. El Museu Nacional d'Art de Catalunya lo corroboró poco después. 

Los Mossos pincharon el teléfono del estafador y comenzaron a destapar una trama que les llevó al falsificador de Lavapiés. Según los policías, este pintor lograba "imitar la manera de pintar del autor plagiado" usando los mismos "temas, técnica, trazos y la textura". De las escuchas telefónicas se deduce que hay una cifra desconocida de estafados y que los beneficios que han obtenido los estafadores son "notorios". A.F. se ha comprado recientemente un nicho en el cementerio de Monjtuic con estas ventas. 

PINTORES MODERNISTAS

Los pintores que escogieron para plagiar son artistas con una obra tan extensa que resulta imposible para cualquier ciudadano conocer todos sus cuadros. Por eso no se molestaban en copiar. El pintor de Lavapiés creaba con carbón, lápiz o al óleo. Eran falsificaciones que enviaba por SEUR hasta Barcelona con un certificado -falso- que le conseguía un socio. 

La pasada semana los Mossos y la Guardia Civil activaron una operación simultánea, en Barcelona y Madrid, y han recuperado más de 30 pinturas falsas comercializadas. Podría haber muchas más. Hacer "un Ramon Casas" o un "Isidre Nonell" no le llevaba tantos días al pintor de Lavapiés.