Los 'muggles' también vuelan (con la imaginación)

Los jugadores de 'quidditch' en la realidad corren con un palo entre las piernas en vez de volar sobre una escoba

JÚLIA BAQUERO / BARCELONA

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Un buen día empezaron a jugar y se descubrieron a sí mismos. Para muchos de ellos el deporte no ha sido nunca su fuerte. El ‘quidditch’ les ha abierto un espacio donde poder liberarse y sentirse especiales. Los domingos por la mañana son momento de reencuentro, de comunidad. Momento de entrenar y poder relacionarse, de establecer vínculos.

No volar sobre una escoba no ha sido impedimento para hacer del deporte de los libros de J. K. Rowling una realidad. El ‘quidditch’ hasta ahora había sido un juego que los brujos del mundo de Harry Potter practicaban; ya no, los conocidos como ‘muggles’ -los que no son magos en la saga de Rowling- también lo practican.

En el 2005 nació en la universidad norteamericana de Middlebury, Vermont, y dos años mas tarde se celebró el primer partido intercolegial del mundo. Poco a poco, el deporte universitario fue expandiéndose hasta Europa. A España llegó en diciembre del 2012 con el Barcelona Eagles Team, fundado por Alba Arrieta. "La curiosidad y las ganas de probar el ‘quidditch’ en la vida real, la voluntad de hacer deporte sin estar sujeto a una rigidez logística y el hecho de que fuera un juego mixto, me llevaron a crear el equipo", recuerda la fundadora. 

CON UN PALO ENTRE LAS PIERNAS

El traslado del deporte de la saga de Harry Potter a la actualidad ha comportado alteraciones como guardar las escobas y correr con un palo entre las piernas.

Los partidos los disputan dos equipos, cada uno con siete jugadores dentro del campo, que desenvuelven diferentes tareas. En el terreno se sitúan tres cazadores, encargados de anotar diez puntos por lanzamiento, haciendo pasar la pelota (‘quaffle’) por las anillas del equipo contrario.

Defendiéndolas se encuentra el guardián, que ha de impedir que el rival sume puntos en el marcador. Los dos golpeadores evitarán que el equipo contrario llegue hasta las anillas tirándoles otras pelotas (‘bludgers’) para reducirlos. La última posición es la del buscador, quien debe atrapar la pequeña bola dorada (‘snitch’), que anota 30 puntos en el marcador.

La ‘snitch’ no es una pelota alada que recorre el campo como en la saga potteriana, sino que va enganchada a la parte posterior de la cintura del jugador llamado ‘snitch runner’. El equipo que la atrape es proclamado ganador.

COMUNIDAD 'QUIDDITCH'

La comunidad ‘quidditch’ ha crecido a pasos agigantados. Actualmente, España acoge 24 equipos, mientras que a nivel internacional hay 500 equipos con presencia en más de 26 países. El aumento de integrantes dentro del colectivo ha permitido la puesta en marcha del torneo Barcelona Moustache Time, una competición referente en el sur de Europa. 

Hay quien ha encontrado en el ‘quidditch’ una oportunidad de negocio. Dos exalumnos de la Universidad de Oxford, Jan Mikolajczak y Luke Twist, han fundado la empresa BlueHawk, que se encarga de suministrar material a los equipos y torneos. "Mentiríamos si dijéramos que todo empezó con un plan de negocio detallado; solo teníamos una buena idea y ganas de tirarla hacia delante", cuenta uno de los miembros.

El comité organizador del torneo British Quidditch Cup II, que había visto en certámenes anteriores sus diseños, se interesó por su proyecto. Mikolajczak y su socio vieron una oportunidad única y decidieron abrirse en este nuevo mercado. "Pasamos noches sin dormir, pero logramos cumplir con la demanda", relata. Este trabajo les ha permitido combinar el ‘quidditch’ con otras aficiones.

Actualmente, y con la empresa asentada, alquilan y venden aros y escobas de 'quidditch'. Además, diseñan 'merchandising' para algunos torneos. Tienen claro que vivir exclusivamente de la empresa les será difícil. Su objetivo, por el momento, es seguir disfrutando juntos de lo que hacen.