Especialistas en comida china insalubre

Santa Coloma

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GUILLEM SÀNCHEZ / SANTA COLOMA DE GRAMENET

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Con el mismo tesón con el que había montado su pequeña factoría clandestina de comida precocinada en Sant Vicenç dels Horts, este joven matrimonio chino volvió a empezar de cero su negocio de pato insalubre en Santa Coloma de Gramenet poco después de que fuera descubierto. Afortunadamente para la salud de sus clientes, la policía ha vuelto a desmontar de nuevo el chiringuito.

En Sant Vicenç fueron sorprendidos con más de 1.000 kilos de carne en mal estado. La tenían amontonada por las habitaciones del domicilio y convivían a su alrededor. En la sala principal tenían tres grandes ollas industriales para cocinarla. Después la envasaban en bandejas de plástico, a las que pegaban etiquetas con fechas de caducidad inventada que imprimían ellos mismos, y la distribuían. 

SUPERMERCADOS CHINOS

Hace medio año fueron sorprendidos por una patrulla de la policía municipal de Sant Vicenç. En esta última ocasión, sin embargo, ha sido un empresario chino el que les ha delatado. Este compatriota, mientras se encontraba de vacaciones en Catalunya,

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observó que había carne con la etiqueta de su empresa en supermercados con los que él no trabajaba. Lo denunció a los Mossos y optaron por no arrestarlos enseguida para descubrir a quién vendían la carne.

Según han informado este lunes los investigadores de la operación 'Chi Fan', sus clientes son supermercados chinos o propietarios particulares de la misma nacionalidad. Ni los unos ni los otros pedían ninguna factura durante la transacción. Los policías no descartan que esta carne haya terminado en la cocina de algún restaurante de comida china.

LEJOS DEL CONTROL SANITARIO

Para producir este tipo de alimentos, cualquier empresa debe darse de alta en el registro sanitario. De este modo, los inspectores efectúan controles de calidad que garantizan la salubridad de los productos que compra el consumidor. Comprueban que la empresa cumple con los parámetros de trazabilidad -que detalla el recorrido que un animal sigue desde la granja hasta la nevera del ciudadano-, los requisitos del frío -la carne debe ser congelada a -18 grados y refrigerada a -4 grados- y los de la cocción -el punto más interno de cada pieza debe superar los 65 grados-. El espacio debe estar cuidadosamente esterilizado y el agua en la que hierve tiene que superar analíticas más severas que las que determinan la potabilidad de un hogar.

Ninguno de estos engorros importunaba a la pareja china. Ni en Sant Vicenç ni en Santa Coloma. El salto cualitativo entre una

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etapa y la siguiente ha sido que en esta segunda tenían una planta para cocinar y otra para vivir. Aunque de nuevo, en las nueve neveras que tenían, no cabía toda la carne de pato, de pollo y de cerdo y han vuelto a recurrir a los ventiladores domésticos para mantenerla fresca. Los Mossos sospechan, además, que cuando alguno de los supermercados devolvía bandejas porque estaban caducadas, la pareja se limitaba a arrancar las etiquetas antiguas, imprimir otras con fecha nueva y devolverlas a la circulación.

DISTRIBUCIÓN CON LA FURGONETA

Desde el Bar Luan, ubicado en la acera de enfrente, los clientes veían frecuentemente a los dos cocineros cargar material en la furgoneta que usaban para distribuirla. Pensaban que se trataría "de ropa", como habían hecho los inquilinos anteriores. La semana pasada, no obstante, vieron como unos operarios vaciaban el domicilio y tiraban los paquetes del interior a un camión de basura. Poco después los vieron a ambos salir esposados.

Por lo que cuentan en el Luan, se instalaron en esta casa poco después de ser expulsados de Sant Vicenç. Ahora los dos vuelven a estar en libertad pendientes de otro juicio por otro delito contra la salud pública. Quizá entre tanto reabran en algún rincón discreto de la corona metropolitana su franquicia de pato insalubre.